•Capítulo 2

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El vestido es realmente lindo.

Pero tiene un detalle que me cabrea; Yo.

La última vez que me puse las chanclas fue hace un año. Ahora me quedan justas y hasta un poco apretadas.

Tenía el número de Philip Urist. Le envié un mensaje;

Espero que no me dejes plantada.

Respondió a los diez minutos:

Lea Williams, ¿De verdad piensas que te voy a dejar plantada?

Lo pensé un poco. Y escribí.

Puede ser..

Vibró mi celular.

No :-) y solo vamos al parque. No esperes flores. Tomalo como una salida amistosa.

Y era lo que quería. No pensaba tener una cita con Philip. Menos al día de conocerlo. ¿Y si era un violador con rasgos juveniles?

Me dolía un tanto la cabeza. Efectivamente habría esforzado demasiado la vista. O quizá era el hambre.

Tomé unas galletas y caminé hasta el parque que queda a cinco cuadras. Me las tragué lo más rápido que mi garganta me lo permitió. No podría llegar comiendo algo que Philip no puede.

-Hola.

-Lea Williams, que guapa. -Le dí un beso en la mejilla y me senté.

-Gracias.

Estaba más que guapo. El pelo desordenado le daba un toque sexy.

Hablamos sobre gustos musicales y un poco de nuestros "problemas", entre otras cosas.

Me incomodaba hablar de mi ceguera con él. Sentía no tener la cofianza suficiente para contarle mis cosas.

En cambio, Urist me confesaba sus pensamientos hasta de los temas más incomodos.

Un ejemplo fácil es que, su sueño siempre ha sido ser montado por Megan Fox. Quiere ser un experto practicando con otras chicas para algún día tener un momento placentero con la morena.

Con cada una de sus estupideces me hacía explotar de la risa, volteando tres veces el vaso de zumo en mi vestido y parte de su pantalón.

Yo solo confesaba cosas estúpidas, como que, en la primaria bailé sobre una mesa en frente del chico que me atraía. O que hace unos años dejé de dormir con mi oso de felpa.

Phil solo asentía y me dejaba en claro su pensamiento en plan 《Lo pensaré doscientas veces antes de invitar a una chica al parque》.

Supe que se sentía mal cuando hizo una mueca de dolor.

-¿Estas bien?-Le pregunté.

-Sí. No te preocupes.-Me respondió.

-Bueno, esperame un minuto, me es imposible verte mal y no hacer nada al respecto.- Compré una botella de agua en un carro de Hot Dogs, y se la entregué.

Tomó un sorbo y lanzó un suspiro de alivio.

-¿Mejor?

-Mejor, gracias.

-Bien. Espero que cuando de verdad necesites ayuda, la pidas y no digas "Sí. No te preocupes." y te mueras de dolor.

-Tú.. ¿Crees que muera?

-Philip Urist, todos moriremos. Nadie tiene la vida comprada. Quizá no moriremos hoy, pero tal vez, mañana.

-Y esas son las palabras clave de Lea Williams en "Como consolar a un chico cuando está a punto de morir de un puto cancer al estomago".

-Já. Y si de vuelta a casa un tipo ebrio te atropella, ¿Vas a morir de Cancer al Estomago?

-Hay un 98,9% de probabilidades de que mi muerte sea a causa de cancer.

-Y hay un 79,9% de probabilidades que tus probabilidades no sean probables.


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