Capitulo 2

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- Vámonos princesa –Kendall te toma de la cintura y ambos caminan por el corredor para después entrar a esa caja metálica que minutos después los llevaría hasta el primer piso- 


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- Amo este café –Miras la taza de café con un poco de canela y oreos, era calientito- no lo había probado nunca con oreos –Le sonríes a Kendall, él ríe un poco- ¿qué, qué, qué tengo? –Preguntas mirándolo raro-
- Esque, tienes espuma arriba de tu boca, pareces una señora con bigote, sí –Ríe más- te llamaré Mrs. Bigote –Suelta una carcajada- 
- Oye, cállate –Lo fulminas con la mirada y haces puchero- mejor pásame una servilleta para poder quitarme el resto de espuma –Le extiendes la mano y él se acerca a ti, con cuidado de no tirar los cafés de la mesa, le era muy difícil acercarse porque la mesa se lo impedía-


Narra Kendall:
Con cuidado, me acerqué a ella ignorando aquello que me pidió de la servilleta. Con mi pulgar le quito la espuma y después la beso, oh por Dios. Amo esos labios, amo besarla y dejarla muda, sin ninguna expresión. Yo sé que también ella ama que la bese, porque mis besos son los más sinceros, son los mejores para ella. 
Si quieren saber cómo la conocí, pues déjenme contarles. Una vez ella estaba en una fiesta, con algunas amigas y amigos, yo también estaba allí, en la misma fiesta. Teníamos un amigo o amiga en común para estar allí los dos. No recuerdo exactamente quién era, pero lo que importaba era que la conocí. Esa vez yo fui a la barra a pedirle al barman que me sirviera una copa, total, me la sirvió y me volteé; les juro que no me fijé cuando ella iba pasando, pero derramé todo el líquido de alcohol en su vestido. Ella estaba enojadísima, muy enojada, lo bueno era que nadie más vio porque estaba oscuro y en la barra ya no estaba el barman. Yo no supe qué decirle, me quería disculpar pero, ella se puso como loca. 


*Flashback*
- ¡Oye imbécil! ¿por qué no te fijas por dónde caminas? –Gritas cruzando los brazos, mirando esos ojos verdes- 
- Lo siento, perdóname, créeme que no fue mi intención derramar mi bebida sobre tu vestido, fue un accidente –Se disculpa Kendall-
- Eres un estúpido –Lo insultas pero ya no estabas gritando- 
- Y tú eres una chica con muy mal vocabulario, las groserías sólo las decimos los hombres, señorita desconocida –Se enoja Kendall- 
- Perdón, perdón –Ahora tú te disculpas- esque este vestido lo acababa de comprar hoy y gasté todos mis ahorros para comprarlo –Bajas la mirada algo avergonzada por haberlo insultado- 
- No, no te preocupes –Te mira- no te preocupes…. –Kendall se queda callado por no saber tu nombre- 
- _____, me llamo _____ Jensen –Lo miras con una sonrisa nerviosa- 
- Kendall Schmidt –Sonríe- mira, yo te compraré otro vestido, el dinero no es problema. Sólo perdóname ¿sí? No era mi intención causar esto 
- No, no te preocupes Kendall, déjalo así, fue un accidente –Le sonríes, con tu mirada comprensiva- 
- No no, debo arreglar esto. Al menos déjame llevarte a tu casa, es lo menos que puedo hacer por ahora –Dice y lo miras- 
- Bueno, está bien –Sonríes- 
- ¿Ya te ibas a ir o…. –Lo interrumpes-
- No no, ya estaba por irme 
- Bien, vayámonos –Sonríe Kendall y te sonrojas- 


Narra la escritora:
Kendall te llevó a tu departamento. En el camino te pidió tu número de teléfono y tú le pediste el suyo, también le dijiste dónde vivías y tu número de departamento. Te abrió la puerta de su auto como todo un caballero y saliste. Comenzó a llover muy fuerte en tan pocos segundos. No traías suéter y rescatarías algún resfriado. Kendall se quitó su chaqueta y te la puso. 


- No no Kendall, no te apures, rápidamente corro a la entrada y listo –Le sonríes y él te sonríe-
- Oh no señorita, no te la quites. Sirve de que paso luego por ella y así tengo un motivo para volver a verte –Te sonríe y ambos caminan hacia el lobby del edificio. Minutos después estaban afuera de la puerta de tu departamento-
- Kendall, muchas gracias por traerme –Sonríes- 
- No, no te preocupes, linda –Te devuelve la sonrisa y besa tu mejilla, haciéndote sentir miles de mariposas a flote- ¿volveremos a vernos?
- Cla… claro que sí Kendall –Sonríes y abres la puerta de tu departamento-
*Fin del Flashback*


Y así fue como conocí al amor de mi vida, por un accidente en una fiesta. Yo sé que es el amor de mi vida aunque ella tenga 22 años y yo 24. Porque la he conocido muy a fondo en estos dos años y es la persona más tierna, dulce, hermosa y perfecta que haya conocido en mi larga vida. 
Después de besarla, me siento nuevamente y ella le da un sorbo a su café de oreos, me mira y sé que está sonrojada. Yo también tomo a mi café. Ambos quedamos en un silencio, que no era para nada incómodo. Podría estar mirándola por horas, sin tener alguna incomodidad. 


- Amo tus besos Kendall –Sonríes-
- Yo también amo tus besos Mrs. Bigote –Bromea y ríes con él-
- No soy Mrs. Bigote –Haces pucheros- me siento un hombre viejo 
- Tranquila Mrs. Bigote, sólo ya no te pongas espuma de oreos arriba de tus labios
- Pero fue accidentalmente bobo –Respondes-
- Bueno, bueno, vayámonos ya que el partido empieza en media hora y tenemos que llegar allá, hacer fila para comprar comida chatarra y encontrar buen lugar 
- Está bien –Respondes y ambos se levantan de la mesa, terminándose el poco café que les quedaba a sus tazas- 


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- Uhm, sí, yo quiero de chocolate y otro de vainilla –Le dices a la chica que les atendía para darles su orden de comida para ver el partido- 
- Oye vieja, retrasas la fila –Grita una morena que estaba dos lugares después formada de ti, no era paciente y comenzó a gritarte-
- ¿A quién le dices vieja, eh vieja? –Volteas a verla, Kendall se asustó porque la chica era más grande que tú y se veía intimidante- 
- A ti pequeño esqueleto –Grita y todos se callan, todos tenían miedo por ti, porque creían que morirías al ser aplastada por esa morena con cabello rojo- 
- ¿A sí? –La miras y luego volteas a ver a la señorita que los atendió- aquí están los veinte dólares, gracias –Le sonríes y luego caminas hasta donde está la morena y quedan frente a frente, tú la miraste hacia arriba y ella te miraba hacia abajo- no me vuelvas a insultar gran mounstro asqueroso –La retas y ella te empuja, gracias al cielo que no caíste- 
- _____, pequeña, ven, vayámonos, no hagas caso –Kendall te jala un poco de la mano y te zafas de él y vuelves hacia la chica, sin pensarlo, le diste una buena bofetada- 
- ¿Qué me dices de esto, eh vieja? –Alzas los brazos y haces una mueca. La chica tenía tanto coraje y estaba por golpearte ahora con sus puños, te iba a golpear pero esquivaste el golpe y ahora le diste un puñetazo, sacándole sangre- podré ser pequeña y un ‘’esqueleto’’ –Haces comillas en el aire- pero no pendeja –La dejas allí, humillada y con la mirada de todo el público hacia ella, caminas sin ningún miedo con Kendall, ambos van hacia los asientos delanteros y dejan su comida en el piso, con cuidado de no tirarla-
- No debiste golpearla _____, esa chica es muy intimidante y qué tal si trae consigo a su pandilla y al terminar el juego te hacen pedazos –Te abraza casi dejándote sin aire y tú sueltas una carcajada, te veías tan tierna e inocente, porque no le temías a nada, más que a perder a Kendall-
- No Kendall, no le tengo miedo, ella podrá ser grande y ruda, pero no me intimida –Sonríes-
- Eres genial bebé, deberías enseñarme a pelear –Te abraza y recargas tu cabeza en su hombro, mientras comenzaba el juego- 
- Kendall, tú sabes tres tipos diferentes de artes marciales, no seas payaso –Ríen ambos-
- Lo sé bebé, pero verte en acción fue divertido

espero que les guste la novela

esa rayis es tremenda 

Ghost: La Sombra del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora