A pasado tres semanas desde que caí enfermo en cama, no me extraña han paso tantos años, 87 años para ser exacto. El doctor que reviso mi condición, no dijo nada, pero pude verlo todo en su expresión, una mirada seria, como si estuviese cansado de decir las malas noticias, antes de irse "no se preocupe, esta bien doctor", fueron mis ultimas palabras hacia el.
Me miro desconcertado, y solo asintió con la cabeza, salió de mi habitación sin mas. Del otro lado de la puerta podía escucharse el llanto de mis hijos, y mi amada esposa, no había algo mas desgarrador, que el echo de escucharlos y ni siquiera poder decirles nada. "¿Que es lo que uno como padre, como esposo o amigo puede decirles para que dejen de llorar, o siquiera lamentarse por mi estado en el que me encuentro?", las lagrimas no salían de mis ojos a pesar de sentí que brotaban de ellos, y caían sobre mis mejillas. Al paso de las semanas, el viento que solaba sobre mi ventana era un alivio, sentir el frio por mis manos, me haca sentir que aun seguía aquí, de momento cerraba mis ojos y lo que era el día y su destellante luz entrando sobre mi ventana, ahora se convertía en un basto océano lleno de infinitas luces y una brisa no tan cálida pero la sensación que de sentir el viento acariciar mi viejo rostro me hacia recordar ciertos días, ciertos lugares a los que e estado con mi familia.
Nuevamente siento ese ligero cansancio, "no quiero permanecer dormido estos últimos días"... Al volver a abrir mis ojos, era de mañana, el típico sonido de las aves se escuchaba y algunas se asomaban y me acompañaban en la habitación vacía, o eso creía. Solo me dedique a observar sobre la ventana como si encontrara respuestas ahí, no me percate si no después de un momento, que sobre mi regazo se encontraba mi hija de 54 años, sonreí por verla y ver que una ave se encontraba en su cabeza, si supiera, daría un brinco del susto, siendo tan pequeña siempre le aterro la idea de que un ave posara en sus manos o sobre ella, gritando y agitando sus pequeños brazos para espantarla, me dio risa y sonreí después de varios días de no hacerlo. se despertó y se alegro de verme sonreír, el ave se fue volando al moverse ella, y al verme sonreír, pude ver la sonrisa de mi hija. Puse mi mano sobre ella " has crecido mucho, en estos años, sin embargo tienes la misma sonrisa de tu madre". Dejo caer unas cuantas lagrimas sobre el cobertor, mis nietos se acercaron alegres aun en pijama, gritando abuelo, abuelo, despertaste, y uno de ellos preguntando si tenia algún dulce que le diera, me reí mas fuerte que cuando vi al ave sobre mi hija, abrí un cajo cercano a la cama y le di uno de mis chocolates a cada uno de mis nietos. Mientras la habitación se alegraba mas y mas en la mañana, por la puerta llegaba un aroma muy agradable, típico de estos meses del año. Era un aroma que siempre me sacaba de la cama descalzo o con pantuflas, como un niño despertando y esperando ver que le han dejado de regalo sobre un árbol, se sentía así, aunque no podía moverme por recomendación del doctor, no me importo y me levante de todas formas, agarre mi bastón y me dirigí a la cocina, donde encontré a mi otro hijo y a mi esposa. Mis sospechas eran confirmadas cada ves que me acercaba y ver que sobre la estufa estaba una gran olla, de la cual provenía ese delicioso aroma, "claro que es eso" dije con gran entusiasmo, tomando una cochura que se encontraba en la mesa y apunto de tomar un plato para servirme un gran trozo de calabaza, endulzado con varias especias y piloncillo que llenaba año tras año esta casa. Mi esposa y mis hijos me regañaron, pero como podía resistirme a tan encantador deleite, aun mas siendo que puede ser el ultimo que pueda probar. Me llevaron a rastras a la cama, mientras seguía sosteniendo mi plato y mi cuchara, solo podía pensar en el sabor e ignoraba los regaños, después de forcejear un rato, me llevaron a la cama, eso si con mi dulce de calabaza. Después de unos 20 min, en mi plato solo estaba la cascara, en mi barba se encontraba alguna que otra pepita de calabaza y un poco de ese dulce néctar, después de limpiarme adecuadamente, volví a recostarme, y me puse a pensar y a recordar todo lo ocurrido en mi vida: Mientras tanto, no me pude percatar, que ahora mi visión era un poco borrosa, no era la primera ves, siempre me pasaba en las mañanas, o cuando un poco de tierra caía sobre mis ojos cuando araba el campo, talle un poco mis ojos como siempre lo asía, pero esta ves no se quitaba sin importar cuantas veces lo hiciera, recordé que el doctor dijo que iría perdiendo poco a poco la vista, dependiendo las semanas o meses que siguiera con vida. Me recosté en la cama y cerré mis ojos, esperando al despertar esto desapareciera como en ocasiones sucedía.
***
No desperté, al menos no del todo, eso creía, pero estoy en un recuerdo de mi juventud.
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Días de Otoño
Short StoryQue es lo ultimo que recuerdo, mi vida pasa frente a mis ojos en estos últimos días, mi cuerpo no responde y respirar me es mas difícil, la vista se vuelve borrosa y las memorias de mis días de antaño es lo único que me consuelan. Una historia cort...