Parte 3.

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Luna se lamento por la tonta idea que tuvo, ella no recordaba como nadar, ni siquiera sabia nadar. Ahora estaba luchando por su vida contra las fuertes corrientes del mar, que parecían quererla absorber hacia las oscuras profundidades.

Tonta, tonta, tonta, tonta...

Era de mala educación decir tales palabras, pero ella se las merecía. Había sido débil al momento de luchar contra esos hombres, se había dejado capturar y ahora se arrojaba a su propia muerte. Era tan tonta.

Sus piernas estaban enredadas con las telas de su vestido, el corcel le apretaba mucho el pecho, sus brazos se estaban cansando. ¡Gracias a Dios alguien apareció y la sostenía en la superficie! Se acerco mucho al cuerpo caliente que la estaba sacando de las frías aguas, miro sin ganas la costa a lo lejos, cada vez más pequeña. Su hogar estaba allí.

Giro su cabeza para mirar a su rescatador, Valerian la miraba fijamente, parecía enojado y tranquilo a la vez, la miraba como si quisiese entrar en su alma. Luna lucho contra sus sentimientos, no sabia si odiarlo o estar agradecida con él.

Una vez que estuvieron de vuelta a salvo en el barco, él miro sus ropas mojadas.

-No vuelvas a hacer eso- la reto. -Es peligroso, pudiste haber muerto.

-¡Es tu culpa!- le grito Luna, enojada. Más que nada, enojada consigo misma.

Valerian abrió sus ojos grandes, sorprendido. Se señalo. -¿Mi culpa?

-Si, si tu no me hubieras sacado de mi castillo, yo no me hubiera tirado... Eres... Eres... ¡Un tonto!

De pronto se escucharon varias risas, muchas. Luna fue consciente de que varios hombres la habían estado mirando en todo momento, incluso cuando salto al agua. Se volvió a sonrojar de vergüenza. Valerian también se rio. Todos encontraban sus palabras graciosas. Eso hacia que se enojara más.

-Ah, pequeño encanto...-Le dijo Valerian, se acerco a ella y la abrazo. -Eres tan dulce cuando estas enojada.

Luna lo empujo lejos de ella. -Mi nombre es Luna, no encanto.

Valerian no le dio importancia y miro a uno de los muchos hombres, este tenia una larga trenza y se secaba unas lagrimas de risa.

-Smik, buscanos ropas secas y limpias.

El hombre, Smik le dijo algo y se fue. Valerian pronto agito sus manos y cada hombre sobre la cubierta comenzó a volver a sus tareas. Ignorándolos. Luego el centro toda su atención en ella, y Luna deseo hacerse chiquitita.

-Voy a estar ocupado, vuelve al camarote o puedes recorrer nuestro barco, si así lo deseas. Solo te pido que por favor, no hagas una de esas locuras de nuevo. Recién te encuentro y no quiero perderte.

Valerian se acerca a ella y le da un casto beso en su frente, luego se da la vuelta. Al mismo tiempo Smik volvía con prendas en sus manos, le pasa una a Valerian y luego vuelve para darle algunas a ellas. Luna reconoció automáticamente las prendas, era uno de sus vestidos.

Se quedo mirando la prenda fijamente por unos minutos, dándose cuenta de la situación. Ella fue secuestrada por un pirata. A una semana de su boda, debería estar feliz por tal cosa, ahora no iba a casarse. Pero estaba su familia, sus padres iban a estar muy preocupado, quizá ahora mismo estén buscándola. ¡Tenia que volver!

Suena hipócrita, tenia hasta pensando saltar al vació con tal de no casarse, pero era aún peor irse con ellos. Debía hablar con Valerian, debía hacer que entre en razón.

Fue al camarote en el cual ella había despertado, se cambio su vestido mojado y se puso el que Smik le había pasado, era un vestido pijama blanco. A Luna no le molesto, era largo y muy grueso, no era muy revelador.

Robar a la Princesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora