En el desván de los sentidos.

Poesía para una abuela.

No temas a la muerte que de ella nadie escapa.
Teme por la vida que has perdido entre sueños y no podrás hacer realidad.

No temo a la muerte,
tan bella y seductora.
Sí  sólo con mirarme ya sabré que soy de ella.

Siempre tan sorprendente nunca se le espera,
tan veloz que cuando llega,
ni sabrás que me he ido a bailar junto a ella.

Y si giras te lo pierdes,
dulce rayo de centella,
tan ágil, tan discreta,
se la llevó sin darse cuenta.

¡Qué linda mi abuela! Tan dulce, tan tierna, aún recuerdo ver en sus ojos la inmensa luna llena.