Tacones en acción.

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Cuando estaba llegando a un sueño bastante placentero golpes en mi puerta sonaron retumbando en mi cabeza. Gruñi contra la almohada mientras salía de la cama notando que solo tenia un pantalón de rayas azules del pijama ya que anoche no me puse camisa. Camine hacia la puerta con el torso desnudo dejando ver mis pectorales cada vez mas definidos por la edad y el deporte realizado. Abrí esta suspirando y encontrarme a Parkinson que sonreía pero al verme la sonrisa se le quito y se quedo viendo mi torso desnudo embobada. Tras ella estaba la traidora a la sangre Selwyn quien trago saliva ruidosamente y miro para otro lado, yo solo Sonreí de forma torcida y cruce mis brazos a la par que apoyaba mi cuerpo en el marco de mi puerta. Observe a las dos fijamente ya que no decían nada. Por una parte la insoportable Parkinson, con el polito blanco de mangas largas pegado al cuerpo y bastante pequeño haciendo notar sus curvas adquiridas, una falda perfectamente puesta, unas medias negras que transparentaban algo de sus piernas y unos zapatos con algo de tacón. Selwyn llevaba una trenza hacia atrás dejando ver su suave rostro algo sonrojado, su falda iba cinco dedos por encima de su rodilla, el polo blanco iba algo mas holgado que el de Parkinson, sus medias eran completamente azules sin dejar que se viera nada y llevaba unos tacones negros de cuatro centímetros que le hacia parecer mas alta. Bien, ya que ahora solo se sacaba media cabeza. Rodé los ojos pues nadie decía nada y no sabia que mierda querían.

-Se que soy el sueño erótico de cualquier chica pero... Creo que si habéis pegado a mi puerta sera por alguna razón. -Comente en tono sarcástico y Parkinson sonrió como boba mirado mi perfecto abdomen. La verdad es que no la culpaba, el año pasado aun estaba plano y no se podía ver casi ningún resultado a mi esfuerzo en el campo de quiddicht, pero este año había cambiado bastante.

-Era para avisarte que te quedan veinte minutos para mover tu culo e ir hacía las clases. -Dijo Selwyn mirándome a los ojos seria y yo le dedique una sonrisa sombría, ella tomo a Parkinson del brazo y se fue con paso digno haciendo que sus tacones resonaran al rededor de el pasillo de los prefectos.

Suspire y me quede mirando su figura desaparecer, pase mi mirada de plata liquida por su espalda y después parandome en su trasero
¡Vale Draco,no! Es una maldita traidora que este buena no te da derecho a verla.

Me respondí a mi mismo ya que no era momento de recrearme la vista. Cerré la puerta y busque mi uniforme de Slytherin, me quite mis pantalones de rayas quedando en bóxer y me coloque el pantalón gris. Tome mi polo de mangas largas y lo abroche dejando dos botones sueltos para dejar ver un poco de mi pecho. Despeine mi cabello rubio platinado a la perfección y me coloque mis zapatos negros que me habían costado bastante caros. Después cuando estaba saliendo me puse mi corbata de colores verdes y platinos dejándola algo mal a propósito. Tome mi cartera de cuero negro y metí los libros para todas mis clases que me tocaba hoy y salí a paso rápido ya que me tocaba pociones con Severus Snape, mi profesor favorito ya que era el único que no alababa a los estúpidos leones. Salí a prisa sin ni siquiera ir al Gran Comedor ya que no tenia hambre, me dirigí hacia el aula, que me pillaba bastante cerca pues la entrada secreta para la Sala Común de Slytherin estaba justo en las mazmorras, lugar donde se realizaba su clase. Cuando llegue solo estaba la rata de biblioteca Granger, Parkinson, algunos leones y Nott. Parkinson y Nott estaban juntos así que me fui al ultimo sitio del aula y espere a que esta se llenara. Tras estar absorto en mis pensamientos el aula se lleno al completo dejando el sitio de al lado mío solo. Suspire y comencé a atender a la explicación de Snape, la cual no me importaba mucho ya que estaba demasiado dormido aun. Unos pasos se escucharon y se abrió la puerta de par en par dejando ver a una rubia sonrojada y jadeando seguramente por el esfuerzo ya que por lo que pude ver había venido corriendo.

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