Vana venganza.

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Llegué cuarenta minutos tarde. Y no, no era porque quería hacer el juego sexista que dice que las mujeres deben hacerse esperar y blablabla. Tampoco era muy divertido el juego si se trataba de cuarenta minutos esperando a la princesa que de princesa no tenía mucho. Me atrasé por motivos que estaban fuera de mi control (la micro no pasó nunca).

''Tranquila, no voy a en besarte los labios'' suspiraste sin ni una pizca de fé. Suspiré de vuelta y en eso tu boca ya estaba sobre la mía. Conchesumadre. Traté de alejarme: ''no te estoy besando'' dijiste con una picardía astuta, la misma que tocaba mis piernas en trozos diminutos; comenzaste por intervalos suaves, hasta llegar a besos extravagantes. Tomaste mis manos, pero las llevé a tu cuello en un segundo, mientras las tuyas seguían subiendo hacia el éxtasis. TETAS. No me negué, no tenía sentido. De todo esto poco queda, no me interesaba seguir el camino de satán. En realidad sí, si quería agarrarme al mijitorico-galán que todas aman y romperle el corazoncito sólo por venganza de las -no sé si muchas, pero al menos varias- mujeres que le compraban el cuento. Fue cosa de una vez, como todas las cosas que generan placer inmediato. Si obtengo las cosas fáciles las desecho fácil también; quizás por eso soy una aficionada -amateur, todavía- de la lucha, del ''vamos'', vamos para lograr eso que tanto añoramos: la ruptura de las cadenas. 

Entonces llegué a otro puerto, esperando algo más que una dulce venganza. Me quedó el gustito amargo del vino en la boca. Tomaba un libro de Bakunin y no entendía nada. No estoy borracha, pero no entiendo a Bakunin. Si entiendo a Kropotkin, si entiendo a Malatesta, pero Bakunin y su librito me han revuelto la cabeza. Mientras, me envias un mensaje. Sólo puedo pensar una cosa: la dictomía entre nosotros lo vuelve interesante, el sí y el no, el que hace política en las leyes y la que está tratando de leer a un grande dentro de la pelea ácrata. ''Dantesco'' diría un amigo. Bastante aterrador caer media weonamente enamorada de un socialista. Horrible.

Memoria libre.Where stories live. Discover now