Capítulo 5

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Eugene y Leonard pasaron por mi en la mañana para irnos al trabajo, estuvimos sacando conclusiones, pero yo ya me había adelantado, decidí fingir que no sabia nada y seguirles el paso.

-vamos a seguir la ubicación del auto y veremos que encontramos, aun no tenemos una orden de cateo, pero procederemos con las interrogaciones ¿de acuerdo? - dijo Eugene

- ¿y en caso de que no encontremos a nadie? ¿hay otras opciones? - me dirigí a él

-no, solo procederíamos a hacer unas preguntas a los vecinos, si es que tienen, vayamos con cuidado porque podrían ser cuatro o incluso más personas, así que cautelosos.

Nos dirigimos a la casa de Richard, la verdad es que no había recabado información, pero dejaría que estos dos hicieran el trabajo mientras yo espero en el auto con el simple pretexto de cuidarles la espalda y vigilar que no hubiera peligro.

Llegamos y así es, ahí seguía el auto.

-Chrisha, espéranos aquí y mantente alerta

-si cómo el jefe ordene- le dije irónicamente

Esperé en el auto, pensé en que sería mejor idea dejar mi empleo y unirme a esta "pandilla" al final de todo, no tenía que perder, pero me iría con la satisfacción de haber vengado y ayudado a gente que quedó expuesta al peligro.

Abrieron la puerta del auto y alguien tapó mi boca con su mano, me bajaron del auto y de inmediato solté un golpe al estomago de aquella persona, pero ni siquiera se quejó de dolor y siguió sosteniéndome, habían tres hombres más, me cargaron y me subieron a un auto, inmediatamente me pusieron una funda negra que cubría mi rostro, sentí demasiado miedo, no sabía a donde me llevaban, estos hombres tenían mucho más fuerza que yo y aunque hubiera tumbado a uno, me serían imposibles los demás.

Traté de poner atención en el camino, las vueltas que daban y comencé a ubicar calle por calle, tratando de memorizarlas para poder tener noción de cuán lejos estaba de la casa de Richard, pero fue en vano, porque viajamos mucho más tiempo y desconocí las calles. Me resigné a pedir piedad, ya que es algo que no suelo hacer, si iba a morir lo haría con la cara en alto y sin miedo. De pronto el auto dejo de avanzar y los tipos comenzaron a bajar, uno me tomó por el brazo y bajé rápidamente del auto, entramos al lugar, subimos escaleras y entramos a un cuarto, choqué con una silla y me hicieron sentar, me amarraron las manos y ataron mis pies a la silla, me quedé en silencio ya que durante el trayecto nadie articulo palabra, simplemente hicieron su "trabajo".

Tras unos minutos alguien entró y caminó a mi alrededor, se detuvo detrás de mí y poco a poco me retiró la funda de mi cara. Abrí mis ojos y lo primero que vi fue el gran mueble de madera que estaba frente a mí, observé todo a mi alrededor, había una gran cama, un tocador, burós, varias puertas y ventanas gigantes, esto no era un cuartucho en el que suelen masacrar a la gente que secuestran, esta era una recamara, al parecer de un hombre, sería de aquel hombre tras mi espalda.

- ¿te gusta lo que ves hermosa? - lo dijo acercándose a mi oído, su voz grave era seductora y el aroma a cítricos que desprendía fue agradable ante mi olfato, no sentía miedo, el escucharlo y sentir su presencia no me causaba ninguna incomodidad

-lo único que veo es una recamara vacía, no hay más

-Mmmm ¿Qué te gustaría agregarle cielito? - quería ver su rostro, ver a aquel hombre tan seductor con tan solo hablar, pero se mantenía tras mi espalda

-no me llames cielito, ¿Por qué no te muestras? ¿acaso eres tan horrible que sientes pena de ti mismo? - estaba retándolo, ansiaba verlo

-pero que ansiosa mujercita, juro por mi vida que, si me ves, quedarás enamorada de mí, ¿crees en el amor a primera vista?

SED DE VENGANZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora