Parte 1: El día tan esperado

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El sol comenzó a salir por el horizonte, la mañana había llegado y los primeros rayos de luz atravesaron la ventana del segundo piso de la casa en la que residía Merry desde hace años. Cuando los rayos de luz ilumino su cara, despertó como cualquier otro día pese a que no fuese uno cualquiera. Tras abrir un pocos los ojos y después de lanzar un bostezo recordó que día era, en efecto, era la víspera al día del examen para entrar en la Academia de Magia. No tardo ni una fracción de segundo en dar un salto de la cama sin cambiarse de ropa y se dirigió corriendo a la habitación de Edgar quien aún dormía tranquilamente. Nada más entrar y verle durmiendo convoco un pequeño huargo y tras acariciarlo ordeno que mordiese la pierna de Edgar para poder así despertarlo.

- ¡Aaaaaaah!¡¿Pero qué te crees que haces?!- grito tirando le la almohada después de patear al huargo.

- ¿Sabes qué día es, verdad?- responde esquivando la almohada y abrazando al huargo.

- Si... ¿por que no me has despertado así?- dice con voz somnolienta sentándose al borde de la cama.

- Y... ¿Recuerdas tu promesa, no?- volvió a preguntar ella tirándose a la cama jugando con el huargo.

- Si... joder, pero no hacia falta despertarme de esta forma...- replica estirándose y cogiendo la ropa para cambiarse. - Cuando acabemos de comer prepara tus cosas y creare el portal para el viaje.

- ¡Yujuuuuu! - exclama saltando de la cama y corriendo hasta su cuarto para vestirse.

Pasadas unos horas, Merry se puso a realizar conjuros que Edgar le enseño y prosiguió practicando su propio poder mágico pues cada persona que se inicia en la magia, aprende que cada persona posee un poder distinto y el de Merry le concedía la capacidad de invocar espíritus de bestias sagradas.

Cuando Edgar la llamo para comer corrió hacia el salón y comenzó a comer lo más rápido posible para hasta casi atragantarse para terminar de hacer las maletas. Edgar, por el contrario, comía despacio y con calma pues sabia que aunque ella acabase antes debía esperar a que él finalizase de comer. Al acabar, recogió el solo la mesa y se dirigió al patio delantero de la casa y se puso a escribir un conjuro de tele-transporte en el suelo y al acabar llamo a Merry avisando la de que lo tenia todo listo pero nada más oír su nombre, apareció por la puerta con las maletas colocándose al lado de Edgar.

- ¿Estás lista para ir? - le pregunta Edgar abriendo el portal.

- Llevo diez años entrenándome para cuando llegase este día... Estoy más que lista - responde Merry decidida mirando al portal.

- Me iré adelantando, te esperó en el otro lado - se despide de ella y traspasa el portal lentamente.

En ese momento Merry miró hacía atrás y dio un vistazo a lo que se convirtió en su hogar desde que tenia ocho años y fue adoptada por Edgar. Al hacer lo, pensó que fuese la ultima vez que estaría allí pero pese a ello dio un salto al portal y traspaso de un golpe llegando a su destino.

- Bienvenida a la ciudadela de la Academia del Consejo de Magia - dijo Edgar al ver aparecer a Merry.

Ante ella se erigía una gran ciudadela rodeada de una muralla esplendida y un colorido interior que se apreciaba tan solo observando la puerta.

- Es... increíble... - permanecía Merry inmóvil impresionada ante lo que acababa de ver.

- Recuerda que debes presentarte antes de las doce del medio día a partir de mañana, ¿está claro? - le recuerda Edgar lo que debía hacer para que no se olvidase.

- Si, lo recuerdo bien, pero ahora mejor ir a buscar un hotel y hacer algo de turismo - sonrió Merry empujando lo para no perder más tiempo.

Al fin su sueño se iba a hacer realidad tal y como le prometió Edgar y ansiosa de entrar en la academia cuanto antes no se percató de la aventura que le depararía a partir de mañana.

Contiuará...

Los Enigmas de la MagiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora