Capítulo 7 - Bonfires

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El puerto está tranquilo. Conway espera a Gustabo en el punto de encuentro, a unos cientos de metros de la localización del barco para no levantar sospechas. Para ser agosto, no hace un calor infernal y la brisa marina aligera un poco el ambiente. Conway ha llegado antes de la hora acordada y Gustabo, según el reloj del superintendente, ya llega tarde. Apenas unos minutos, pero tarde al fin y al cabo.

Ve su figura aparecer entre las luces y sombras que proyectan las farolas, y durante dos segundos mantiene la esperanza de que todo va a salir bien.

"Bueno, bueno, viene usted de punta en blanco" dice la voz de Gustabo, antes de dejarse iluminar por completo por la farola. Y entonces Conway se percata de que la camisa que lleva no es la que habían acordado.

"¿Por qué cojones llevas una camisa blanca?"

Gustabo levanta las manos en señal de derrota. "¡Que se me ha manchado antes de salir de casa por tomarme un copazo! ¡No tenía otra!" Tenía que llevar una camisa negra, no puede hacerse pasar por un segurata así. Conway siente el comienzo de una jaqueca avecinándose. '¿Por qué nada sale bien con este tío nunca?'

"Muy bien. De puta madre". Se masajea el puente de la nariz con los dedos y respira hondo. "Y ahora, ¿cómo coño te metemos en ese barco?"

Gustabo se cruza de brazos mientras piensa. "¿Polizón? ¿Camarero? ¿Invitado?"

"Sí, seguro que nadie lleva ningún control de los invitados" dice con ironía. "Al fin y al cabo solo es una puta mafia rusa que está poniendo bombas por toda la maldita ciudad"

Gustabo hace el amago de replicar cuando Conway vuelve a hablar, esta vez más calmado. "Camarero podría funcionar" mira en dirección al barco y a la gente que empieza a reunirse en la entrada, "Pero tendrás que colarte."

Gustabo se estira y recoloca su traje. "Me subestima, Conway, tengo un pico de oro" responde, y se pasa una mano por el pelo aunque no lo necesite, porque su peinado está perfecto.

'Coqueto' piensa el superintendente, aunque ya lo sabe, pero se pregunta si habrá usado cera como le dijo que iba a hacer.


***


Conway no tiene problema en entrar al barco como seguridad. Como había anticipado, han contratado seguridad privada y ha sido extremadamente fácil hacerse un hueco entre la lista bajo un nombre falso. Ahora solo espera que Gustabo consiga colarse también porque necesitan cubrir el mayor terreno posible, y si con dos personas ya es difícil, con una es imposible.

Es un barco de varios pisos, no es inmenso pero sí llama la atención por su ostentosidad. Al menos en una ciudad como Los Santos. El superintendente consigue situarse en la entrada del salón principal, garantizando su posición en el sitio con mejor visual de la fiesta y controlando a todo aquel que entra y sale.

Los invitados van de punta en blanco, con trajes y vestidos que por sí solos deben superar con creces el sueldo de medio año de superintendente. El crimen es mucho más rentable que el orden y la ley.

La gente pasea por cubierta aprovechando el buen tiempo y la privacidad que otorga la oscuridad de la noche. Van y vienen hasta que el barco se aleja de la costa, en cuyo momento, como llamados por algún tipo de señal, todos se dirigen al salón principal y entran por la puerta que custodia Conway.

Las mesas del salón están abarrotadas de comida y los camareros se pasean entre los invitados ofreciendo diferentes bebidas. Y entre todas las cabezas, reconoce una inconfundible.

Between the Devil and the Deep Blue Sea (+18 | Intenabo & Volkacio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora