Capítulo 11 - Beautiful Crime

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El móvil de Horacio suena en su mesita de noche. Abriendo los ojos poco a poco, estira un brazo hasta cogerlo. Ni siquiera mira quién le está llamando antes de descolgar y volver a dejar caer la cabeza sobre la almohada. Su voz suena amortiguada cuando responde. "Horacio al aparato, ¿quiere pasar un buen rato?"

La voz de Gustabo suena al otro lado del teléfono y Horacio la percibe aturullada, pero la realidad es que no es más que el contraste con su estado todavía somnoliento. Gustabo está muy despierto y Horacio muy dormido. La cena de la noche anterior no se había alargado mucho, pero Horacio tiene que reconocer que había bebido un poco más de lo que debería y eso sumado al cansancio acumulado que cargaba a sus espaldas le habían hecho caer rendido nada más llegar a casa. Para sorpresa de nadie, después del incidente del baño, Horacio no había vuelto a ver a Conway y Gustabo. Suponía que se habían escabullido por una puerta de la que él no tenía visual y, lo cierto, es que Horacio lo había agradecido.

Se incorpora un poco para colocarse el teléfono cerca de la oreja mientras le pide a Gustabo que vuelva a repetir lo que le ha dicho. El reloj de su mesita marca las 10:00h.

Gustabo le dice que Nadando les ha citado en la sede en menos de una hora y que por el tono de su voz sonaba urgente. Horacio se pone en pie casi de un salto y busca unos pantalones limpios mientras sujeta el móvil con la otra mano.

"¿Estás en el barco, Perla? ¿Paso a por ti?" su voz todavía suena a que se acaba de despertar.

"No, te mando ubicación, bebé" dice con esa voz que solo usan entre ellos.

Gustabo es el que termina la llamada y cuando Horacio recibe la ubicación un par de minutos más tarde, no le sorprende ver que le lleva hasta el apartamento de Conway.


***


El tema es que están jodidos. O eso piensa Horacio cuando llegan a la sede y Nadando les explica la razón por la que los ha citado a todos allí.

Han pillado a los Dvali y se han quedado sin unos buenos socios de negocios. Por supuesto, Gustabo y Horacio ya estaban al tanto de todo esto, pero interpretan bien su papel, así que nadie sospecha.

Pero ese no es el problema. El problema es que Nadando no parece dispuesto a dejar a un lado sus planes porque, aunque les han cortado su principal suministro de explosivos, todavía cuentan con una buena parte que ya habían recibido antes de la intervención del cargamento en la nave industrial.

Ahora su plan es continuar con los atentados con el material del que ya disponían y buscarse la vida para conseguir más en el futuro. El problema que presentaba esto es que, con los Dvali fuera de la ecuación, a The Union le faltaba gente para llevarlo a cabo y eso significaba que Horacio y Gustabo estaban jodidos. Muy jodidos.

Tenían que participar de manera activa en el próximo atentado, esta vez en el banco central. Y tenían que hacerlo en los próximos días. Así se lo había comunicado Nadando hace escasos minutos, alegando que depositaba su completa confianza en ellos pese a ser relativamente nuevos. Ambos habían asentido aceptando la oportunidad que se les ofrecía y la reunión se había disuelto. Los miembros de la banda habían empezado a preparar su colaboración en el atentado después de eso.

Gustabo puede ver a Horacio mover el peso de su cuerpo de un pie a otro, nervioso.

"Gustabo, no puedo" susurra Horacio mientras clasifica el material como les ha pedido Nadando. "No puedo, no puedo hacerlo"

El rubio le dirige la mirada. "Shh... ¿Cómo que no puedes?" susurra algo molesto, y se gira para mirar disimuladamente. Nadando tiene la mirada fija en ellos, desde lo alto de una escalera que lleva a uno de los niveles superiores de la base, y le está diciendo algo a Yun.

Between the Devil and the Deep Blue Sea (+18 | Intenabo & Volkacio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora