「ten」

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—Próxima estación, prefectura de Miyagi.

Bostecé sentada dentro del tren junto a Sugawara, observé por la ventana y el amanecer comenzaba a hacerse presente

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Bostecé sentada dentro del tren junto a Sugawara, observé por la ventana y el amanecer comenzaba a hacerse presente.

Lleve mi vista hacia Suga-senpai quien dormía sobre mi hombro y con mi mano entrelazada con la suya.

"Hija, lamento mucho no haberte ido a buscar."

"Okaa-san, no se preocupe, entiendo, ya estamos cerca de la estación de Miyagi, al llegar a casa le aviso."

Al responder apagué mi móvil y volví a bostezar, mi madre en un principio había dicho que nos podría ir a buscar a Tokio, pero surgió un inconveniente en su empresa por lo cual tuvo que responder rápido.

—Senpai. —Apreté levemente su mano para intentar despertarlo. Escuché un pequeño quejido de su parte. — Ya estamos por llegar. —Susurré y vi como lentamente abría los ojos. —

—¿Mh? ¿Tan rápido? —Asentí y él se separó de mi hombro. — Oh, me he quedado dormido, lo siento. —

—No, tranquilo. —Sonreí para luego volver a hablar. — ¿Ha descansado bien?

—Si, tu hombro es cálido. —Reímos. —

—Estación Miyagi. —Rápidamente nos levantamos de nuestros asientos al escuchar el altavoz que nos indicaba que ya estábamos en aquella estación. —

[...]

—Muchas gracias, senpai. —Di una reverencia ya frente a mi casa. — Me divertí demasiado en nuestra cita.

—Yo también. —Ambos sonreímos. —

Al escuchar aquellas palabras pude sentir como mis mejillas comenzaban a tornarse cálidas.

—S...si, llegue a casa sano por favor y descanse bien. —Hablé. —

—Tranquila, tu también descansa. —Se acercó a mi rostro quedando a unos centímetros casi inexistentes, su respiración chocaba contra mi rostro, y lograba sentir su fragancia llenar mi olfato. —

Sonreí, mi corazón latía velozmente.

Y sus labios se posaron

Sus labios suaves cual algodón de azúcar se posaron sobre la comisura de los míos, mis ojos al encontrarse cerrados lograron visualizar los más hermosos colores, mi corazón latía más rápido que de lo normal y podía apostar que en cualquier momento saldría de mi pecho. El efímero amanecer con sus rayos de sol iluminaba nuestras figuras, su cabello brillaba junto a su piel, sus ojos eran mi vista favorita.

Hacía años donde mis esperanzas se encontraban esfumadas cual cenizas que se dejaban desaparecer gracias al viento, hoy las volvía a sentir. Entendía que si yo hubiera tomado la decisión de saltar no estaría viviendo los hermosos momentos que hoy vivo, he logrado comprender lo bello de la vida, lo que el amor otorga. Sentía ansias de bailar, de cantar y reír, quería experimentar el sentimiento que miles de escritores plasman en sus novelas, el amor.

Heiwa. 「Sugawara Kōshi」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora