Villa Montaña

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Me llamo Philias, tengo 10 años y vivo en un pueblo de la montaña. Mi padre cuida de los animales mientras mi madre va a los sembrados con muchas otras mujeres.
A nuestro pequeño pueblo lo rodean los enormes  colinas y el inmenso y tupido bosque. Es un pueblo muy tranquilo, todos son muy amigables. En épocas de crisis nos ayudábamos entre todos y así disminuíamos nuestras carencias.
De noche...ahí es cuando se pone aterrador;A sobre todo cuando espío por mi ventana y apenas diviso los hogares que permanecen sin un ápice de luz,solo se aprecian el tenue resplandor de unos pocos faroles a sus entradas. A veces miro fijamente entre los arbustos que rodean a la villa y siento que algo nos espía...que nos mira desde la oscuridad... que se arrastra escurridizo entre los árboles y la maleza esperando el mínimo descuido para infiltrarse en nuestro pueblo.
Una vez oí de los mayores cuentos sobre un espíritu que cobra forma de bestia y desde la oscuridad ataca y desgarra a sus presas; lo nombran Buyo...Uff!!! El solo nombrarle se me ponen los pelos de punta.
Por cierto Villa Montaña, así se llama nuestra pequeña localidad. Fuera de las noches es el mejor lugar para vivir! Mis amigos y yo íbamos a la escuela del señor Mackgiven, nos daba clases en el potrero de caballos que tenía en su casa; era el mejor maestro del mundo. Hace cerca de un mes murió por una terrible enfermedad; en su lugar ahora nos da clases el reverendo Nelson,el padre de la iglesia. Él es un poco recio con todos y casi no nos deja jugar, sentimos mucho la ausencia de nuestro viejo profesor.

Mis mejores amigos son Lucas y Marlene paso el día jugando con ellos y llegamos hasta las tantas de la noche luego de correr persiguiéndonos por todos los establos...nuestras madres se ponen como locas jajaja!

Todo en nuestro pequeño pueblo era tan tranquilo que me encantaba, nunca pasaba nada nuevo,absolutamente nada. Por eso las historias de mis amigos me embriagan y me transportan a lugares lejanos; me contaban sus sueños y me preguntaban sobre los míos. El gran sueño de Marlene era ir de visita a la ciudad y quizás algún día quedarse a vivir allí. Mientras Lucas soñaba con ser un gran vaquero y cabalgar el mundo en busca de aventuras.

Todo transcurría muy bien en la aldea hasta que un día, a Lucas junto con los demás chicos de la escuela se les ocurrió la gran idea de ir al bosque prohibido cerca del atardecer y jugar allí.  A todos nos intrigaba, así que nos escapamos de la escuela y corrimos monte adentro.

Nos pusimos todos a jugar a las escondidas, pero el tiempo, tan traicionero pasó, y no nos percatamos lo oscuro que era, hasta que casi no sabíamos entre tantos arbustos como regresar a la casa.

En ese momento me perdí, no encontraba a mis amigos y por mucho que gritaba nadie me escuchaba. Fue entonces cuando los sentí, rodeado de esos grandes árboles...ojos que desde la oscuridad se posaban en mí...me miraban...y me hacían sufrir con su presencia... disfrutando el miedo que yo no podía controlar. Fue entonces que corrí y corrí. Los arbustos me impedían el avance, me arañaban y me frenaban mi desesperada huida. Pero yo intentaba por todos los medios no parar, fue entonces que tropecé, y rodé cayendo así en la villa, los faroles viejos alumbraban su tenue luz que me hacía sentir más a salvo.
Mi padre corrió al verme salir de los arbustos, enojado traía su quinqué en la mano, me cargó sobre su lomo como a un saco de arroz y me llevaba a la casa. Pero mis ojos seguían posados en la maleza donde sentía al Buyo, que pensaba si entrar o seguir desde la oscuridad en silencio,mirando y asechando.
Todos los chicos llegamos bien de una forma u otra, pero sentimos que nunca nos debimos adentrar en ese lugar. Desde ese día incitamos a la bestia, de eso estoy seguro; pues dos días después de nuestras travesuras en el bosque,el joven Mateo desapreció. Los adultos estaban como locos, buscaron por días y días, pero nada. Hasta que una semana después lo encontraron descuartizado en el bosque. Pude oír de mis padres mientras me escondía dentro de mi habitación, el chico yacía podrido desde hacía por lo menos 2 días.Entonces me eché a llorar ¡Lo sabía! Habíamos provocado a aquello que estaba allí afuera.
Los días pasaron convulsos en nuestra pequeña aldea, donde los padres sufrían la pérdida del chico, mientras el reverendo Nelson hacía misas y trataba de calmar la población. Pero cuando parecía que todo iba a mejorar,otra desaparición tomó lugar en el pueblo. Esta vez mi amigo Lucas, pasaron 5 días de tormentosa agonía.

La culpa no me dejaba vivir. ¿Habré sido yo el que incitó al Buyo a que nos estuviera cazando, porque fui el último de mis amigos en salir del bosque ese día?

Esa misma tarde decidí contarle todo a Marlene. Ella se echó a llorar y se tocaba el crucifijo que tenía en su pecho. Me confesó que sentía lo mismo, pero que no se atrevía a contárselo a sus padres.
-Sólo espero que dios me perdone... dijo mientras besaba su crucifijo.
Le besé la mejilla y me fui, ya estaba oscureciendo, nos había tomado un poco tarde,nuestros padres se volverían locos al ver la hora de nuestra llegada. Mientras corría, alcancé a ver que mi amiga no tomaba el camino por el cual siempre iba a su casa;pero como tenía mucha prisa no reparé demasiado en eso.
Al llegar mamá me dio una buena tunda y me hizo bañar. Cuando salía del baño, estaba hecha la cena y yo estaba muy hambriento. Justo antes de darnos el primer sorbo del caldo, nuestra puerta de madera parecía que se iba a caer, la golpeaban con mucha fuerza.
-¿Quién es ?!En el nombre de dios! Mi madre abrió la puerta y rápidamente vio a Elizabet, la mamá de Marlene, que bajo el agua torrencial venía desesperada buscándola.
-No regresó a casa, y sé que Philias y ella son buenos amigos!! Dijo entre sollozos.
Le expliqué todo lo ocurrido, y fuimos a su búsqueda junto a todos los aldenaos, armados de faroles, antorchas, machetes y tornaderas de hierro, llamando a la muchacha. Algunos hombres se adentraron en el bosque, y lo que encontraron me hizo querer vomitar. Hallaron a Lucas... en las mismas condiciones del chico anterior.
Estaba debastado... la lluvia torrencial ocultaba mis lágrimas . Pero en ese momento de desesperación una idea pasó por mi cabeza: Marlene era muy religiosa y recuerdo verla besar el crucifijo en nuestro último encuentro, justo como lo hizo una vez cuando la acompañaba a hablar con el padre. Se me ocurrió que podría haber ido a contárselo a dios en vez de a sus padres.

    Corrí a toda marcha través del oscuro camino hasta que divisé aquella torre tan peculiar,la pequeña capilla, que entre sus ventanas se veían la luz de las velas. Con desesperación empujé sus grandes puertas de par en par. El padre se encontraba en el banco cerca del altar.
-¡Padre! ¡Padre! ¿No ha visto a Marlene? La vi tomar en dirección hacia la capilla. ¿Vino a hablar con usted?
- Sí, en efecto - dijo el padre Nelson parándose de pronto - Aquí está!
-¡Oh gracias a Dios! No había sentido tanto alivió en toda mi vida -¿Dónde esta padre?
-¡Ven conmigo, hijo mío! - Me llevó por la puerta de la derecha,un oscuro camino que bajando llegaba hasta una puerta de madera,alumbrada por una triste vela que le daba un toque siniestro.
Corrí y me situé de primero, el me señaló con la mano que adentro estaba. Al abrirla, allí se encontraba.
-!Marlene! - Me eche a correr hacia ella, estaba muy golpeada y sangraba por entre sus partes. Apenas reaccionaba... - ¡Marlene! ¡Marlene! - Yacía desmayada con dos cadenas sujetándole cada mano.
De repente un gran escalofrío recorrió todo mi cuerpo, y me dejó inmóvil. Detrás de mi, Nelson se ponía unos guantes con garras de animal, estaban cubiertas de sangre.
-¡Vamos a jugar un buen rato Philias! Ya en unos días tú y tu amiga se podrán encontrar con sus dos amiguitos.

Atajos "Historias Cortas"[Saliendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora