I. Bichos raros

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[CAPITULO 01]
«BICHOS RAROS»

« Para que una de las partes sea infinitamente feliz, tiene que haber otra parte desgraciada

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« Para que una de las partes
sea infinitamente feliz, tiene
que haber otra parte desgraciada. »

BILOXI, Mississippi [1920]

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BILOXI, Mississippi [1920]

ANYA BRANDON SE HABÍA DESPERTADO MÁS DEPRIMIDA DE LO NORMAL. Su relación con su hermana no estaba en su mejor momento, Alice parecía absorta en sus pensamientos, ajena a todo lo que sucedía alrededor. Su padre sólo podía descargar su ira en ella, pues con su melliza nada servía. Todo había empeorado con la muerte de su madre, lo que Anya no esperaba jamás, es que su padre demostrara tan pronto lo poco que las quería. Para él ellas solo eran dos bichos raros, así es como solía llamarlas con sus amigos.

Desde que tuvo uso de razón había tenido sensibilidad con la dimensión espiritual. Alice también poseía cierto don, que le permitía conocer hechos futuros, su poder era mucho más inestable, pero aún así les era muy útil a veces. Y ese era el motivo por el cual su progenitor las detestaba. Al contrario de su madre que las trataba como si ellas fueran su mejor tesoro, o unos diamantes. Pero ella se había ido, y Alice no lo había visto.
Era algo que su hermana jamás se perdonaría.

Se estiró perezosamente en su cama y se quedó unos minutos mirando el techo de su habitación. Deseaba no levantarse, que su vida se basara en ese instante por las noches en los que se aseaba, leía un rato y se disponía a descansar. No quería ver a su padre, era la persona que hundía su moral, su felicidad, arrasaba con todo lo bueno que ella podía poseer. Él sabía que Alice era lo que más quería y disfrutaba humillándola una y otra vez, esas eran las dagas más dolorosas. Para ella su hermana era su pequeña debilidad.

La puerta de su habitación se abrió y su hermana apreció en su campo de visión.

—¡Anya! Prometiste que hoy saldríamos de compras.

Ella suspiró, si antes eso le encantaba, ahora ni había nada que la llenara.

—No me veo muy animada, Alice.

La nombrada sonrió y se echó sobre la cama justo al lado de su hermana.

—Hoy es el baile, debemos de estar presentables, así que he pensado que podemos salir de compras. No quiero defraudar a padre de nuevo.

Anya frunció el ceño — ¿Y qué mas da si se enfada? ¿Él hace algo bueno por ti?

La tristeza asoló el rostro de Alice— Es nuestro padre, Anya. Nos quiere, solo que ha pasado por demasiado en muy poco tiempo.

Ella soltó una sonora carcajada— No sé como puedes quererlo, Alice. Sabes tan bien como yo que nunca se ha comportado como un buen padre.— hizo una pausa mientras acariciaba el cabello de ella—, Anda, ve y arréglate, saldremos en un rato.

Alice asintió sonriente— Nos vemos abajo.

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—Anya, es la segunda vez que te pregunto lo mismo.— exclamó su hermana con un tono chillón.

Anya parpadeó un par de veces antes de enfocar su vista en ella— Lo siento, no me di cuenta.

—Te comentaba, que el chico de los Thomson está bastante interesado en un acercamiento contigo.

Anya soltó una pequeña sonrisa— Bueno, pues creo que seguirá manteniendo ese interés por un buen tiempo.

Alice soltó una sonora carcajada— No hagas sufrir demasiado al chico, Anya. A veces, resultas demasiado frívola.

—Eso díselo a padre.

Ambas siguieron su camino agarradas del brazo mientras charlaban animadamente. De lo que las hermanas no era conscientes, es de que estaban siendo perseguidas y vigiladas muy de cerca.

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Las hermanas Brandon bajaron las largas escaleras juntas. No resultó nada extraño para sus invitados, todo el mundo sabía que era difícil ver a las mellizas separadas. Alice siempre se apoyaba en Anya, y Anya siempre se apoyaba en Alice. Ambas se complementaban y eran la mejor amiga de la otra.

—Señorita Brandon.

Ambas giraron su rostro hacia la voz.

—Anya— volvió a susurrar amablemente la con aterciopelada.

Alice levantó una ceja y cruzó ambas manos sobre su cintura. Gesto que no pasó desapercibido por el recién llegado. Para su desgracia, la persona que intentaba alejar a su hermana de ella no era nadie más que el señor Charles McConaughey, primogénito de una familia bien acomodada, con un gran patrimonio tras su apellido. Una de ellas estaba bastante acaramelada con el joven, y la otra no confiaba para nada en sus actos. Pero hasta su padre estaba deseoso de que Anya fuera desposada con él. Y eso era algo contra lo que Alice no podía luchar.

—Señor McConaughey, es un auténtico placer verlo.

Anya aceptó gustosa la mano de aquel rico joven. Y Alice solo pudo observar desde la lejanía como la pareja reía y bailaba ignorante de todo. Lo único que ella podía hacer, es suplicar para que los motivos de Charles fueran puros y cuidara de su querida hermana.

━━ADVERTENCIA

Quiero aclarar que tengo dislexia por lo cual mis obras pueden contener faltas de ortografía que he pasado por alto y múltiples cambios de puntos de vista de 1 a 3 persona y viceversa , disculpen las molestias.

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⏰ Última actualización: May 14, 2023 ⏰

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