Parte 6

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Cuando el rizado regresó a Madrid, se la pasaba en la casa de Louis. De vez en cuando iba con los Horan para no levantar sospechas, aunque los chicos sabían por lo que Harry estaba pasando, ellos nunca cuestionaban nada y daban por hecho que el rizado se la pasaba en las cantinas y con prostitutas olvidado la pérdida de su mejor amigo.

Louis también tenía un gran problema, su celo se acercaba y Harry no quería platicar, se la pasaba escribiendo y diciendo todo esto era para el futuro, que no se preocupara. El aspecto de Harry fue deteriorándose con el tiempo, no comía, no salía, a veces no quería ni ir al baño porque según el decía que necesitaba sentir otro tipo de dolor.

Louis tenía que sacar al rizado de su casa esos tres días o iban a tener un gran problema. Estaba seguro de que Harry no podría asistirlo y eso lo entristecía, sabía que no podría sacar al rizado de su depresión antes de que llegara su celo.

"Harry, querido." Louis entró a la habitación y le sobó los hombros.
Harry se inclinó hacia su tacto, tomó la muñeca de Louis y le besó la palma.

"¿Que pasa?" Miró hacía arriba prestándole atención al castaño

"Se que no es momento, pero, mi celo llegará pronto y será mejor que lo pase solo." Soltó con tristeza. "Será lo mejor para ti. Estas son cosas mías, solo espérame unos días y regresas."

Harry frunció el ceño, confundido.

Cayó en cuenta de que no le estaba prestando atención a nada, ni a su omega, ni a su vida. ¿Que estaba haciendo?

Harry se levantó de la silla y abrazó a Louis.

"Perdón. Se lo duro que ha de ser para ti tener que aguantar mis penas. Tú no tienes que pasar por eso." El castaño recargó su cabeza en el hombro de Harry. "Y no. No me iré."

Louis se separó de el y lo miró enojado

"Harold, solo te estoy pidiendo unos días, no serán más de tres. Te lo prometo."

"Es que de eso se trata Lou, de que ambos lidiemos con las cosas del otro." Lo volvió a abrazar. "Y esto es nuestro. El cachorro que pondré en tu vientre será nuestro." A Louis se le salió una lágrima y se limpió den la camisa de Harry.

"No llores cariño, tus ojos no son dignos de aquel vil sentimiento."

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Llegó el celo de Louis cuando Harry por fin había decidido salir a comprar un poco de comida y un regalo para su omega.
Cuando llegó a la casa lo olió, más fuerte que nunca, lavanda y rosas. El no sabía porque pero esas rosas eran rosas rojas. Nunca había sido muy bueno con el olfato e incluso así el sabía que Louis olía a rosas rojas.

El primer día, fue bastante pesado para ambos, ambos lloraron cuando hacían el amor. No sabían porque, pero se sentían tan conectados que no les importó llorar a mares cuando estaban intimando.

El segundo día, Harry entró en celo también. Ambos estaban muy confundidos, pero aún así disfrutaron cada parte de su ser. Convirtieron la casa en una pista de baile. Estaban tan felices que bailaban desnudos por toda la casa, dejando huella en cada parte de su hogar.

"Harold, nos costará mil años limpiar el desastre." Louis abrió ligeramente las piernas y Harry se acomodó entre ellas.

"Que se preocupen Louis y Harry del futuro." Louis rió. "Ahora mismo estoy encargándome de dejar un cachorro aquí." Tocó su vientre. "Louis y Harry del futuro estarán muy felices, y preocupados."

"Seguramente."

El tercer día, apenas que Louis pudo dormir, Harry se levantó y limpió la casa, la sala estaba llena de ropa y la pequeña mesa, el piso y la pared de comida. Harry recordaba con una sonrisa todo lo que hicieron, haciendo una imagen mental de todo. Estaba tan feliz, nunca en su vida había estado tan feliz y pleno. Era como si hubiera encontrado La Paz que tanto estaba buscando desde sus 15 años.

Tomó una cesta y recogió la ropa. Recordó a su mamá, cuando le preguntó sobre el amor y le respondió que se sentía incómodo el estómago. 'Me atrevo a contradecirte madre, no es incómodo, es sentir la felicidad, la plenitud, la vida en tu estómago. El cuerpo es muy inteligente.' Pensó Harry.

I'm free, just for love. (LS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora