࿐ ˚. 🃏 ⑅ solo aventuras en
una realidad alternativa de gustabo
con b de bombón y sus noBios ˎˊ˗
- se que ya terminó spain, pero
me niego a dejar mi vicio por
los fics con gustabo.
- es mi primera vez escribiendo
par...
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La fría brisa que corría por Los Santos impactaba de lleno en sus cuerpos, el cielo nocturno estaba despejado dejando a la vista un bello espectáculo de brillantes estrellas que adornaban el firmamento, y bajo este panorama, había una motocicleta que corría a una velocidad exageradamente alta con dos hombre en ella. Las sirenas de la policía se oían a la lejanía mientras Horacio hacia peligrosas maniobras con la sánchez para perder de vista a los agentes que los venían persiguiendo desde hace ya unos minutos. Sentía como su mejor amigo se abrazaba aún más a su cuerpo y apretaba la tela de su sudadera entre sus manos, denotando el temor que sentía por la situación que atravesaban.
—¿Asustado perla?— gritó el de cresta a Gustabo, quien tenía escondido su rostro en su espalda. El rubio al escuchar las palabras de su mejor amigo se separó de su cuerpo repentinamente, haciendo sentir a Horacio como un imbécil por causar que Gustabo se alejara de él perdiendo el agradable tacto.
—¡Tu solo conduce caranabo! ¡Que voy con 50.000 de dinero negro y un montón de droga!
No bastó decir más para que Horacio recurriera a su última opción: Los callejones. Se conocía de memoria todos los callejones de las casas que habían cerca de la playa, y ya tenía trazada la ruta perfecta para perder de vista completamente a la policía y salir limpios de todo ese embrollo.
Y así fue, bastaron solo un par de minutos y las fantásticas maniobras motoristas de Horacio para deshacerse de los policías y salir muertos de la risa con cada euro y gramo de droga que se les había confiado.
—Esto amerita una celebración— dijo Horacio estacionando la moto en un garaje a las afueras de la ciudad— ¿Vamos al Vainilla?
—Solo si tu pagas la entrada y los tragos— Gustabo se quitó el casco y la máscara que resguardaba su identidad, quedando al descubierto sus despeinados mechones rubios y sus brillantes ojos azules que formaban parte de su atractivo natural.
Horacio estaba maravillado.
—Hecho, pero antes iremos a una tienda y nos cambiáremos de ropa, no pienso ir a bailar con estas pintas, parecemos maleantes.
—Horacio, somos maleantes.
—Negativo, somos sub inspectores haciéndonos pasar por maleantes.
El rubio negó y rodó sus ojos mientras se dirigía al audi de Horacio que había dejado estacionado ahí horas antes de empezar con la venta de droga.
—Mucho texto, solo sube.
El camino a la tienda de ropa fue ameno, ambos disfrutaban de las canciones que pasaban por la emisora «SpainRP», sin poder evitar bailar algunas de ellas que ambos consideraban «temazos». Cuando llegaron a la tienda, fue el turno de Horacio de hacer lucir su lado extravagante, prendas de colores llamativos volaron de un lado a otro, la dependienta estaba atareada con la cantidad de ropa que pedía el chico de cresta en los probadores. Gustabo, por su parte, había decidido que dormir una pequeña siesta en lo que Horacio terminaba de completar su outfit sería una gran idea, después de todo, sabía que en esta situación estaría para rato.
