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》C A P Í T U L O 1《

°•.🍒CAPÍTULO 1🍒.•°

- ¡Te odio! Estoy harta, harta de no salir, de no hacer cosas que chicas de mi edad hacen. ¡Ya no te soporto! -fue lo último que se escuchó antes de dar un portazo para luego encerrarse en su habitación.

- E-espera... -trato de llamarla antes de que cerrará su puerta, pero fue muy tarde. Se acercó a una puerta color rosa y la tocó. Y como era de esperarse nadie respondía. - Hija, lo siento...

- ¡Arruinas mi vida! Ya vete, y déjame en paz...

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- ¡Oye!

Silencio.

- Amy, despierta...

Otra vez silencio.

- ¡Amy! -insistente, otra ves aquella voz femenina, la volvió a llamar.

- ¿Ehh?... -Abrió lentamente sus párpados- ¿Q-que paso? -empieza levantar su cabeza de su mesa mientras frotaba sus adormilados párpados.

- ¿Cómo que, que pasa? ¡Pasa que... -la peliblanca trato de hablar, hasta que...

-¡Señorita Rose!- Una voz autoritaria se escuchó haciendo que ambas chicas se sobresaltaran en sus asientos y miraran de inmediato al dueño de esa voz.

En tan sólo unos escasos metros adelante se encontraba un sujeto rojizo, alto y serio, quien miraba con cierto recelo a ambas muchachas.

-M-maestro... -dijo aterrada ella, una erizo rosa, quien apenas había despertado hace unos segundos.

-Señorita Rose, ¿Tiene algo que compartir en mi clase? -ironizó el rojizo.

- Y-yo... Bueno...

- ¿Y bien? -arqueo una ceja.

En aquella aula sólo reinó el silencio, al menos por unos miserables, pero tortuosos, diez segundos.

- A la oficina del director -ordenó el erizo rojo apuntando hacía la puerta-. ¡Ahora! -dijo de manera prepotente.

La rosa se limitó a asentir rápidamente mientras se ponía de pie y acomodaba sus cosas lo más rápido que podían sus manos.

- Deje eso ya. No quiero más intromisiones en mi clase -azuzó el catedrático.

Luego de echar una pequeña maldición interna, salió del salón, no sin antes recibir miradas burlescas de sus compañeros de salón, siempre era lo mismo. Reconoció para ella misma.