1

252 17 0
                                    

Jungkook se asoma por la ventana de nuevo al visualizar la casa en la que pasaría casi todas las vacaciones junto a su familia. Parecía aún más grande que la última vez que la vio hacía un par de años atrás. Sabía que la casa estaba en buenas condiciones porque sus tíos la visitaban frecuentemente, sin embargo sus padres apenas lo habían llevado allí.

—¿Seguro que vamos a caber todos ahí? —pregunta frunciendo el ceño al recordar cuantos iban.

—Seguro que si. Hay ocho habitaciones, de sobra para todos nosotros —su madre también se asoma a la ventanilla, volviéndose luego a mirar a su hijo —¿estás nervioso?

—Tengo veintitrés años mamá, ya no me pongo nervioso por estas cosas —suelta una risita y se recuesta en el asiento, notando el viento golpear su rostro. Amaba el campo porque podía respirar aire puro y las vistas siempre eran preciosas.

—Ya hemos llegado —avisa su padre aparcando cerca de la gran casa y bajando el primero del coche —ayúdanos con las maletas y te dejamos libre.

—Está bien —suelta una risita mientras niega y baja del coche, siguiendo a sus padres al interior aún sin cargar nada, ya que primero iban a saludar a los familiares ya presentes —Hola abuela —la saluda con una gran sonrisa, siendo recibido por un cálido abrazo y unos cuantos pellizcos en sus mejillas.

—Hola Jungkookie. Madre mía, estás enorme, casi no te reconozco si no llega a ser porque tu padre ha entrado justo antes —vuelve a abrazarlo y revuelve su pelo —anda, ve a saludar a tu abuelo que también tiene ganas de verte.

Dicho y hecho, Jungkook fue a saludar a su abuelo, encontrándolo en la cocina con sus tíos Chanyeol y Eunwoo y su tía Handong.

—Ya ha llegado el hombre de la casa —anuncia sacando pecho y apretando sus bíceps, comenzando a reír en cuanto su tío más joven -y el único soltero- golpea su estómago para que dejase de ir de machote.

—¿Qué pasa contigo? —rodea su cuello con su brazo y comienza a revolver su pelo —¿sigues siendo un sinvergüenza? —bromea dejándolo libre para poder darle un abrazo.

—Yo también te he echado de menos Chanyeol —rueda los ojos con una sonrisa ladina y pasa a saludar a su otro tío, a su tía y a su abuelo —¿donde están Haneul y Jinsoo? —pregunta refiriéndose a sus primos menores, que tenían 15 y 12 años.

—Estarán en el jardín buscando insectos o explorando —explica su tía sin dejar de ordenar la comida en los muebles.

—¿Hay alguien más aparte de vosotros?

—Aún no —su tío Eunwoo le da un golpe suave en el brazo. No le da tiempo a decir nada más, pues el padre de Jungkook ya estaba reclamando su ayuda.

—¿Cómo vamos a dormir? —pregunta Jungkook mientras carga un par de maletas escaleras arriba tras sus padres.

—Tu dormirás en la primera planta en la habitación que tiene dos camas con tu tío Chanyeol —explica la mujer señalándole la puerta —nosotros dormiremos arriba con tus otros tíos y tu hermano.

—¿Eso significa que en mi planta dormirán los niños, los abuelos y Yaori y su esposo?

—Exacto —finaliza su padre justo cuando entran a su habitación —esto es todo lo nuestro, ya puedes ir a por tus maletas —le sonríe en agradecimiento y ayuda a su mujer a deshacer la maleta.

Jungkook baja los peldaños de dos en dos, atravesando luego el jardín hasta que llegan a su coche. Apenas saca su maleta y su mochila, nota dos cuerpos engancharse a él como monos.

—¡Seunggyo, Siyeon! —dice emocionado al reconocer a sus sobrinos —¿qué tal estáis? —deja las mochilas en el suelo y los carga a ambos a la vez sin problemas, ya que tenían 8 y 6 años.

—Bien —responde el mayor de los hermanos por ambos y besan cada mejilla de Jungkook antes de volver al suelo.

—Hoa tito —balbucea Jisung acercándose a él pero sin soltar la mano de su madre para no caerse.

—Hola bebé —Jungkook no tarda en cargar al niño de 2 años para besar su mejilla y posteriormente abrazar a su hermana.

—Vaya, apenas dos meses sin vernos y has crecido aún más —la mujer sonríe sin poder evitarlo y carga a Jisung para que fuesen a la casa a saludar al resto.

—Hola Kook —lo saluda Kwan, el marido de su hermana.

—Hola —corresponde a su apretón de manos amablemente y vuelve a cargar sus maletas para llevarlas a su habitación y sacar algunas cosas, rezando por el camino para que Chanyeol le hubiese dejado espacio suficiente en el armario.

Cuando vuelve a bajar, saluda a sus primos Haneul y Jinsoo, que al parecer ya habían ojeado toda la zona de alrededor.

La casa ya parecía el metro en hora punta y aún faltaba gente por llegar.

—¿Vamos a la piscina Jungkook? —pregunta Jinsoo agarrando su pantalón.

—Primero tengo que ayudar a organizar los muebles de la cocina. Id vosotros y luego me uno —entrelazan sus meñiques en señal de promesa y pronto el azabache ayuda en la ajetreada cocina.

No mucho después, llegaron su tía Haeri y su tío Jun acompañados de sus gemelas Hana y Yuri, que como siempre andaban pegadas a sus teléfonos.

—Qué mala cobertura hay aquí —se queja Hana tras saludar a su abuela.

—Hemos venido aquí para pasar tiempo en familia, no pegados a las pantallas —la regaña la anciana con el ceño fruncido.

—Tranquila abuela, luego le escondo los móviles —bromea Jungkook, riendo al ver las caras de disgusto de las adolescentes.

—Hola Jungkook —ambas lo saludan y lo abrazan a la vez, demostrando una vez más que tan coordinadas estaban.

Tras saludar también a sus tíos, continúa guardando hasta que su madre lo echa de la cocina, dónde ya casi no cabía nadie. Aprovecha ese momento para subir arriba y ponerse el bañador, aunque se deja la camiseta puesta. Cambia sus vans por unas chanclas y agarra su toalla de playa antes de bajar, dispuesto a estrenar las piscina.

Sus sobrinos y todos sus primos menores ya estaban allí, incluidas las gemelas, que ya estaban haciéndose los primeros selfies.

Jungkook deja su toalla sobre una de las butacas, junto con sus gafas de sol, indicando que aquel iba a ser su sitio.

No puede evitar emocionarse cuando escucha un coche aparcar tras la gran puerta de madera que limitaba la casa, ya que eso significaba que su hermano -y último invitado- había llegado.

Gracias a sus padres, sabía que tenía pareja desde hacía dos años y que pronto iban a casarse. No tenía ni idea de quién era el afortunado que iba a compartir vida con su hermano, así que por eso era aún más emocionante conocerlo. No obstante, todo rastro de emoción desapareció de su rostro cuando sus ojos se cruzaron con la pareja de su hermano.

Kim Taehyung estaba ahí parado, con su mano entrelazada con la de su familiar con esa gran sonrisa rectangular que tanto lo identificaba.

Aquello debía ser un sueño o más bien una pesadilla, sino, no se explicaba cómo era posible que su hermano fuese a casarse con el que fue su gran amor durante cinco años.

Polaroid love «KookTae»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora