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La oscuridad siempre estuvo presente, pero siempre estuve en busca de la luz, no importa el costo que debía pagar, yo solo quería ser feliz. Pero aquellos recuerdos inundaban mi mente constantemente y me llevaban a lo mas profundo de mis pensamientos, aquellos que quería sacar de mi cabeza.

El mundo no me sonríe, el destino se burla de mi y el tiempo me lastima cada día más.
Mis esperanzas, mis sueños, y mis metas se desvanecían a medida que iban pasando los días, ya no se que camino tomar, que decisión es al correcta. 

¿Quién podría decirme cual es el verdadero camino? Aquel que me lleve directo a la felicidad, donde no haya sufrimiento.

¿Vale la pena seguir sonriendo para gente que no vale la pena?

¿Por qué sigo adelante cuando nadie me  extiende una mano?

Estoy cansado, mi alma y mi cuerpo me pesan. Es como si llevara una montaña sobre mis hombros que no me deja avanzar.

Me senté en mi cama y mire mis manos, tenía cicatrices que no se habían borrado de mi piel, recordándome día a día el sentimiento que tenían: odio.

—ya es hora.

Me levanté de la cama, me mire al espejo y vi esos ojos sin vida que tenia cuando nadie me veía,  golpee mis mejillas con fuerza para colocar una tonta sonrisa en mi rostro y seguir mostrando que nada perturbaba mis pensamientos.

*Odio que hagas eso*  escucho el gruñido de mi querido amigo.

"Ma ma Ku-chan, ya veras que todo saldrá bien" le sonrió y lo escuchó gruñir nuevamente.

*Ni tú te la crees* escuche como bufo pero decidí no seguir hablándole.

Suspiré y salí de mi departamento camino hacia el campo de entrenamiento dónde me esperaban mis dos compañeros con ansiedad ya que nuestro maestro aún no ha llegado, como siempre. 

—buen día —exclamo con una sonrisa en mi rostro y solo recibo un monosílabo del emo del grupo y una reñida de Sakura por llegar tarde.

Seguimos esperando un largo rato hasta que decidió hacer su acto de presencia sacándonos un bufido con su ridícula escusa barata de todos los días. Comenzamos nuestra ridícula misión, atrapar a Tora.

Ese gato es increíble.

Pasamos un buen rato buscando al bendito gato, yo decidí irme por el bosque, ni loco me iba por la aldea llena de los aldeanos, no tengo ganas de soportar sus miradas ni de terminar herido.

Vi a Tora en un árbol tranquilamente limpiándose, así que me acerque sigilosamente y lo tome por sorpresa. Me rasguño la cara un poco hasta que se calmo y yo suspiré de alivio, por el comunicador les avise que ya tenía a Toda y nos reunimos nuevamente.

Al concluir nuestra misión me dirigí a mi departamento con el simple pensamiento de poder reunirme con mis padres, es muy simple lo que debo hacer. Pero por alguna razón algo no me deja hacerlo.

Me metí a bañar para mirar mi cuerpo, este está lleno de cicatrices, lleno de marcas que no se quitarán nunca.

Al salir no comí nada, simplemente me fui a dormir.

Me hundí en el mundo de los sueños, dónde nadie es capaz de hacerme daño, donde yo controlo todo... Donde yo soy feliz.

 Donde yo soy feliz

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DespedidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora