Feliz cumpleaños

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Kakashi Hatake estaba muy desorientado de camino a su oficina principal. El edificio municipal de Konoha no quedaba lejos de su casa pero en el camino siempre se encontraba con algunos habitantes que lo detenían para saludarlo o simplemente dedicarle algunas palabras.

Hoy no fue la excepción pues se festejaba su cumpleaños, y muchos no se perdían la oportunidad de hacerle saber cuánto lo admiraban o lo agradecidos que estaban por su trabajo en la aldea. Y aunque no fue descortés, frío o indiferente sus pensamientos estaban en otro lugar preguntándose dónde es que se encontraba Kumi Hatake, su esposa. Anoche había llegado muy tarde, y aunque le comunicó que no lo esperara despierta, esperaba poder pasar la mañana junto a ella y desayunar juntos o simplemente pasar tiempo de calidad como el matrimonio que eran. Sin embargo, al caer la noche sólo tuvo energías para llegar a la cama y abrazarla hasta que despertó y se dio cuenta que no había ni rastro de ella.

En un principio pensó que estaría ya despierta y empezando su rutina diaria, como trabajaba desde casa ella tenía el control de sus horarios y sus tiempos por lo que se permitía salir cuando lo necesitara. Pero al ver que lo único que se escuchaba en casa era un silencio completo, empezó a preguntarse dónde y qué estaría haciendo. No estaba entrenando pues ella prefería las noches, tampoco estaba de compras porque era muy temprano para ello, ni siquiera había escuchado de alguna emergencia con sus amigas o en la aldea como para que fuera necesaria su presencia inmediata. Así que muy a su pesar comenzó su día sin siquiera haber recibido un abrazo o felicitación de su esposa por su cumpleaños; preparó el desayuno para ambos y guardó en el refrigerador la parte que le correspondía para cuando llegase porque lo más seguro es que tuviera hambre si no había desayunado. Se vistió rápido y emprendió su camino a la aldea para dirigirse a su oficina en donde seguramente tendría más trabajo de lo normal pues ya le habían comentado que la próxima semana vendrían dos de los Kages para una junta de rutina.

El solo pensarlo lo llenaba de estrés.
Planear una junta aún con el comité de Konoha era una tarea pesada y ahora reunir tres veces más esa carga era suficiente como para tener que hacer de lado su cumpleaños y concentrarse en firmar, leer, organizar y preparar todo lo que se necesite.

Recibió saludos, palmadas en la espalda, uno que otro abrazo y muchas palabras de admiración e incluso una que otra confrontación de su mejor amigo Guy mientras se dirigía a su oficina en el último piso del edificio. Sorprendentemente todos estaban ahí y no había nadie en el pasillo o en su oficina ya que a veces se adelantaban a entregar pergaminos en lo que llegaba o si se llegaba a ausentar para que al regresar ahí estuviera todo; resintió la calma pues abajo había más bullicio de todos felicitándolo y trabajando como todos los días.
Intentó abrir la puerta pero estaba con seguro.
Raro.

Si bien, la puerta estaba cerrada normalmente, no se aseguraba con llave pues no había la necesidad. Intentó no darle importancia y agradeció siempre traer esa llave y la del cajón de su escritorio a la mano pues con ello pudo abrir la puerta de su oficina.

El sol iluminaba la habitación pues los grandes ventanales permitían que esta se filtrara y diera un toque de luz bastante agradable.
Nada, pero absolutamente nada lo preparó para lo que vio en seguida. Incluso llegó a dudar de él y su imaginación.

Kumi Hatake vestía poco más que su sonrisa: un conjunto color rojo, su sombrero que había olvidado ayer encima del escritorio, y la bata de repuesto de hokage. Oh y una pequeña máscara de encaje color negra adornando su rostro, casi no alcanzaba a percibirlo pero traía sus labios decorados de color rojo para cerrar el conjunto. Sus piernas estaban a la vista pues estaban sobre el escritorio mientras ella se sentaba en su silla declinable.

Esperándolo.

Sonriéndole de lado.

¿De verdad no era una ilusión?

Feliz cumpleaños [Kakashi Hatake] ONE SHOT 🍋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora