Mi momento de lucidez

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La noche en la que los Túmulos Funerarios sufrieron otro ataque me di cuenta de que Wei Ying había dado su último paso, él ya no sonreía, ya no me veía, su mente finalmente había colapsado y no paraba de decirme una y otra vez: piérdete.

Recordé que dicha frase la usé con él en su último día en Gusu, ahora me arrepiento, tal vez Wei Ying no me estaría diciendo precisamente esa palabra si yo no se la hubiera dicho en el pasado: piérdete.

Tomo su mano y ya no hace ningún intento por alejarme, su mente está en otra parte, sus ojos no me miran, sólo mira hacia el infinito vacío de la cueva que él llama su hogar.

"Wei Ying, vuelve a Gusu conmigo" le supliqué nuevamente. "Quiero protegerte" declaré sin recibir una respuesta.

Sus manos estaban frías así que prendí una fogata; lo acerqué para que estuviera más cómodo.

Parecía un muñeco, indefenso, maltratado, inocente a mis ojos; estábamos llenos de sangre, él de sus enemigos y yo de la suya tratando de curar sus heridas.

Me acerco, lo veo, lo abrazo, le hablo, le curó sus heridas pero ahora ya no hay brillo en sus ojos, su piel es más pálida de lo normal, su ropa desgarrada y llena de sangre.

Recargo su cuerpo en mi hombro, por favor, cierra los ojos y duerme, para que puedas descansar y podamos volver a casa. Juro que esta vez te llevaré a Gusu porque no quiero perderte, está bien si me odias por eso pero mientras sigas vivo, lo demás no importa.

En un momento de debilidad te miro. Te abrazo. Te sostengo.

Una lágrima cae en silencio y luego no puedo evitar la caída de las siguientes.

"Lan... Zhan" susurras mi nombre y te sostengo para verte a los ojos. Me sonríes durante un segundo. "Vuelve a tú hogar" me pides.

No puedo, no quiero irme sin ti.

"Tu eres mi hogar" confieso y en su último segundo de lucidez, beso sus labios.

WangXian StoriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora