Hace mucho, mucho tiempo existió un ser, con alas blancas, ojos azules y pelo oscuro, el cual todos los días volaba por la tierra virgen, observando a los animales llamados "humanos", ese mismo día un chico de cabellos rojos, ojos verdes y sonrisa angelical vagaba por los bosques, entre arboles inconmensurables, tarareando una suave y delicada melodía.
El muchacho estaba tan ensimismado observando esas hermosas y rojas rosas iluminadas por el komorebi¹ que no se dio cuenta de que sobre una de las ramas de esos gigantes de madera se encontraba un "hombre" que se abrigaba a sí mismo con sus blancas y suaves alas mientras le examinaba, el arrebol² del cielo comenzaba su función.
A los ojos de cualquier otro alado ese joven solo sería uno más entre millones, pero para él era algo magnífico, desde sus hebras rojizas hasta sus manos delgadas acariciando los pétalos de aquella flor, tenía un traje de mascarada³, y una fina tela cubría su rostro, no pudiendo así apreciar del todo su rostro.
Así que sin dudarlo se acercó, tomando el nudo de la mascara para desatarlo y dejarlo caer, haciendo que el peli-rojo volteara sobresaltado encontrándose con unos ojos brillantes, con largas y rizadas pestañas y extrañamente no se asustó cuando divisó las dos extensiones de plumas sobre su espalda, es más le dio curiosidad el como se sentiría pasar sus dedos por ese acendrado plumaje.
- ¿Quién eres? - La en las pupila en sus orbes no hicieron más que remover algo dentro del pecho del que lo despojó de su antifaz- ¿Vienes a la fiesta de mis padre? ... Es muy aburrida, puedes ir a la fiesta del pueblo haya es más colorido y las personas no tienen una cara larga ...
Casi al instante de terminar de hablar un rugido se escuchó fuertemente haciendo que instintivamente el pequeño se acercara a su brazo, entrelazando sus dedos, podía escuchar los indómitos⁴ latidos de su corazón.
- Calma, solo es el viento ... -Se dijo a si mismo el pequeño de cabello rojizo - Mejor entremos al cast-
No pudo terminar la frase cuando un rugido parecido al de un León lo calló de repente, su mirada que estaba conectada a la zafiro se dirigió a la perpetua oscuridad del bosque ¿En qué momento oscureció?, ahora solo la luz de la Luna los alumbraba.
De entre los árboles un hombre con cabeza de León hizo acto de presencia, portaba un traje de vals, con una marcara colgando en su cuello, los miraba fijamente o más bien miraba al chico de su lado, quien sostenía fuertemente su mano, como si estuviera listo para salir corriendo en cualquier momento.
- Dime Taehyung ... ¿No te han dicho que tomar las cosas de los demás es de mala educación?
La voz del monstruo resonó, fuerte y clara, mientras el mencionado cubría con sus alas su cuerpo tembloroso , como protegiéndolo.
- Tienes razón ... Ariel, es de muy mala educación tomar las pertenencias de los demás - El que hablaba tomaba ahora la cintura del chico dispuesto a volar lejos del lugar- Pero que yo recuerde no he tomado nada tuyo.
El hombre-León estaba cada vez más cerca, el viento soplaba muy fuerte y se podría decir que incluso se podía llevar una cabaña entera pero su cuerpo seguía pegado al del ángel, quien le mantenía firme en el suelo, no entendía la platica de los otro dos, pero sabía que el que emergió de la oscuridad no era alguien bueno, en ese preciso momento deseaba estar en su cuarto siendo "torturado" por su madre al intentar ponerle un corsé para que su "afeminado cuerpo" como le llamaba ella, no se viera y que los invitados no intentaran pedirle matrimonio como en la gala pasada, recordarlo era vergonzoso.