"Déjame amarte"

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Nota de la autora: Ésta es la primera vez que intento hacer un escrito de este tipo. Nunca me había atrevido a hacer este tipo de narración o implicaciones sutiles. A pesar de ello, me siento muy feliz con el resultado obtenido. Y para el que se pregunte por qué esta canción, bueno, más allá de mi amor por InuYasha, esta melodía siempre me dio mucho sentimiento y fue la que tenía de fondo mientras escribía. Siento que da mucho ambiente, por si gustan ponerla también. Con todo esto dicho, les dejo la historia.

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La librería de Aziraphale estaba extrañamente cálida esa tarde: el sol se colaba por las ventanas y los libros en el piso estaban pulcramente apilados a los costados de las estanterías. Nadie pensaría que hace unas pocas semanas el Armagedón había casi ocurrido. Tampoco daba la impresión de haber sucedido un juicio en el Infierno y una pena de muerte en el Cielo. De hecho, el ambiente era más acogedor que nunca y el ángel no tenía en claro si así había sido siempre o era a causa de la realidad modificada por Adam.

Sea como fuese, el principado se encontraba leyendo una obra de Edgar Allan Poe con una taza de cocoa caliente en mano ,lujo que no se daría si fuera un libro de primera edición por miedo a manchar o dañarlo en un descuido, en la espera de su viejo amigo Crowley; habían quedado en verse al atardecer, motivo por el cual un cartel de "cerrado" decoraba la puerta del establecimiento, pues sería noche de vino y pláticas sin mucho sentido.

Pero nada sucede como se planea, sobre todo si se trata de cualquier plan que no sea el "Plan Inefable".

Hacía horas que el Sol se había escondido y la taza terminado cuando las puertas de la librería por fin se abrieron.

- Ángel, perdón por la tardanza.

Era Crowley.

El rubio soltó el aire que había estado conteniendo y sus músculos por fin se relajaron. Parpadeó rápidamente, sorprendido de sí mismo: ¿en qué momento había estado tan estresado y tenso? No se había dado cuenta de cómo había sostenido la respiración conforme pasaron los minutos y el pelirrojo no llegaba, pero agradecía no tener la necesidad biológica de respirar pues, si así fuera, seguramente habría fallecido.

- Crowley ¿estás bien? ¿Sucedió algo?

Tampoco se dio cuenta cuando sus pasos se dirigieron rápidamente al tapete de la entrada.

El demonio observó la agitación en la voz del otro, su postura levemente inclinada hacia su persona y la preocupación en sus ojos. Sabía cuál era el motivo de esa angustia: no había pasado mucho desde su Juicio y Aziraphale había expresado varias veces su temor a que aquellos que fueron alguna vez sus jefes buscaran venganza.

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