Capítulo único

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No sé si tu desde pequeño verías cosas estranañas, pero yo, digamos que lo que veía por la noche no era normal. De pequeña veía en mi cuarto siluetas blancas bailando; otras veces veía siluetas más pequeñas y blancas pasando cerca de mi cama y a veces se quedaban mirandome. A medida que he ido creciendo he dejado de verlas, pero en realidad ahora las presiento, por ejemplo cuando voy por la calle y sientes que te siguen o que te miran. ¿Extraño, verdad?

Mis amigos y yo no sabíamos lo que nos esperaba el entrar en aquella casa, la casa que una vez fue de mis tíos, donde siempre pasaron cosas y nunca se dijo nada, donde mi prima pasó su infancia y ya no está. Desde ese día mis tios ya no viven allí. Todos sabíamos que la pequeña tenía la salud frágil. Días después, la segunda hija de mis tíos decía que su hermana estaba con ella. ¿Raro, verdad? Todavía me pregunto si la frase "los niños y los animales ven cosas que la gente no ve", ¿es real? Os contaré mi estancia en esa casa.

Mis amigos y yo estábamos planteándonos mudarnos a una casa todos juntos. Éramos seis y eres difícil encontrar algo, hasta que mencioné la casa de mis tíos. Según ellos era la mejor opción. Para mí, no tanto.

Nos mudamos antes de empezar las clases. Mis tíos fueron tan amables de no hacer que pagáramos el alquiler. Las primeras semanas fueron tranquilas, hasta que nos dieron vacaciones. Entonces las cosas empezaron a combiar. Por las noches se oían ruidos en el piso de arriba, pero pensábamos que eran las gatas, una mía y la otra de una de las chicas. Otras veces cuando buscábamos algo, lo encintrabamos en otro lado. Días después de que empezaran a pasar cosas, uno de los chicos dijo que había visto la sombra de una persona subir las escaleras de la casa. Nadie le creyó. Pensabamos que era una broma de las suyas, o eso creimos, hasta que el resto vieron la misma sombra, subía o bajaba las escaleras y en los espejos. Por mi parte no vi nada, solo noté que me observaban y que las gatas no querían subir al piso de arriba.

Lo que me pasó fué algo bastante distinto a los demás. Me acuerdo de esa noche perfectamente. Soñé cuando visitaba a mis tíos y les llevaba a mis primas unos regalos, a la mayor la regalé un conejo de peluche gris claro y a la pequeña un elefante de peluche del mismo color solo que algo más oscuro. Fue un lindo sueño, pero cunado me desperté allí estaba, en mi escritorio, el conejo de peluche, mirándome. Pensaba que todavía estaba soñando, me levanté y me acrequé al peluche. En ese momento me dí cuenta de que no era un sueño, era real. Pregunté a mis amigos que de quien había sido la idea, pero ellos no tenían ni idea de lo que hablaba. Ese día fuí hablar con mis tíos sobre el peluche.

Al llegar a la casa de mis tíos no saqué el tema directamente. Hablé con ellos un rato y jugué otro con mi prima. Cuando decidí sacar el tema les pregunté dónde estaba el peluche de su primera hija. Ellos respondieron automáticamente que estaba en el cuarto de su hija. Al decirme eso, yo saqué el peluche de la mochila que llevé y lo puse en la mesa, frente a ellos. Me dijeron que si era una broma. Obiamente lo negé. Mi tía cogió el peluche, lo examinó y dijo que era el de mi prima fallecida. Mi tío se levanto y fue al cuarto de su hija, que estaba jugando. Mi tía y yo le seguimos de cerca y cuando le preguntó que dónde estaba el peluche de su hermana, ella nos contestó que su hermana lo llevó conmigo, para protegerme.

Después de eso volví a casa y no mencioné nada. Creo que fue la peor elección que pude hacer. A lo largo del curso pasarón más cosas, ya no eran solo ruidos y cosas apareciendo en otro lugar, ahora eran grifos abriéndose y las puertas que se abrían y cerraban, más todo lo demás.

Al llegar las vacacines de verano, algunos se levantaban con arañazos o moratones y a veces, por la noche, la sábanas eran tiradas hacia abajo y a ratos las luces encendían y se apagaban. A mí no me aparecian arañazos, o moratones, pero, el conejo se iba moviendo. A veces estaba en la cama, otras en el escritorio e incluso alguna vez apareció en el cuarto de mis amigos.

Un día estabamos jugando en la sala, hasta que las luces de la casa se apagaron, cuando mi amiga y yo fuimos a por unas velas a la planta de arriba. Allí nos encontramos el conejo en fente de mi cuarto, a unos pocos metros de la puerta. Todevía creo que esa vez fue una advertencia y simplemente cogí el peluche y se lo dí a mi amiga. Fuimos a por las velas, que estaban en mi cuarto. Al abrir el armario, lo que vi fue horriblr, era una criatura humanoide blanca, con ojos negros y sin boca, su mano estaba alargada hacia mím sus dedos eran largos y huesudos. Cerré el armario lo más rápido que pude y me alejé de él. De repente empezaron a dar golpes en las puertas del armario y nos fuimos del cuarto corriendo. Al abrir la puerta nos encontramos con una niña vestida de blanco, justo donde estaba el peluche. Estaba quieta mirándome, me era familiar, pero por el miedo no sabía quién era. Mi amiga me agarró y nos fuimos a la planta de abajo. Durante el trayecto, todas las puertas de las habitaciones, daban golpes. Cuando por fin llegamos a la planta baja, las luces olvieron y nuestros amigos nos miraron extrañados. Ellos no habían oído nada.

En los días siguientes, los fenómenos no cesaron, más ruidos y demás. Cada vez que dormía, cerraba el armario con candado y cuando tocaba abrirlo se lo pedía a otro. No quería que esa cosa apareciera de nuevo. Durante esos días conté a mis tíos las cosas que pasaban y ellos me dijeron que anteriores inquilinos se quejaban de ruidos y las cosas se movían solas, pero nada más de eso.

Al no cesar todos aquellos fenómenos extraños, decidimos contactar con un medium. Cuando vino le contamos todo y nos dijo que iría a dar una vuelta por la casa que esperáramos en la sala. Cuando volvió, traía con ella el conejo de peluche. Me lo entregó y nos explicó que en la casa había espíritus malignos o demonícos, de ahí los arañazos y moratones. Al preguntarle por la cosa del armario, nos contestó que los espíritus se habían hecho más fuertes con cada persona que echaban de la casa. Déspues de explicarnos, me miró y me preuntó por el peluche. Yo solo le conté que era de mi prima, pero que había fallecido. Después de explicárselo, ella me dijo que mi prima intentaba protegerme de esas cosas y no solo a mí. Al pregutale que podíamos hacer, nos dijo que nos íbamos o le hacímos una limpieza a la casa.

Esa misma noche, mientras estabamos en la sala hablando, las luces se apagaron. Cuando encendimos las linternas, allí estaba, la cosa del armario, mirándome con esos ojos negros. Todos  empezamos a correr hacia la puerta, pero la criatura me cogió del pie, cayendome en el acto. Me estaba arrastrando hacia dentro pero mis amigos me cogiron del brazo, tirando de él, intentando arratrame hacia afuera. Yo por mi parte le daba patadas. Cuando me solto, mis amigos me arrastaro fuera. Por fin fuera vimos como la criatuta salía de la casa y se mantenía en la puerta. De la nada apareció la niña de blanco y en ese momento me di cuenta de quién era; ella era mi prima, nos estaba protegiendo de la criatura. Nos fuimos de allí a un hotel corriendo.

A la mañana siguiente, cuando volvimos, el conejode peluche estaba en la puerta, como esperando a nuestra llegad, cogi y nunca me volví a separar de él. Después de esta experencia, nos mudamos a otro lugar. Mis tíos vendieron la casa y nunca más supimos de ella.

Fin?

¿Quién dijo miedo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora