04

3.3K 297 127
                                    

Sus boxers habían volado en un par de segundos a encima del secador de manos, pero no le podía importar menos mientras sentía la mirada de Yeosang quemarle la piel.

Se tiró la falda un poco más arriba mientras miraba a Yeosang por el espejo. El rubio estaba apoyado en la muralla de uno de los cubículos y de brzos cruzados remarcando sus biceps sin dejar de ver su cintura para abajo. Seonghwa mordió sus jugosos labios, subiendo un poquito más la falda entre sus dedos para que se viera el inicio de sus nalgas al igual que los chupones que allí reposaban. Estaba algo sensible por el aire que chocaba contra su polla y sus testículos desnudos al igual que el roce de sus muslos contra estos mismos mientras meneaba las caderas, la falda plizada ya cubriendo casi nada.

Yeosang aún no se acercaba y él estaba entrando en desesperación, la temperatura de su cuerpo era tan alta que se sentía sudar, sentía su sangre en su vientre al igual que un dolor casi insoportable comenzar a acumularse allí, pero no se tocaría, a Yeosang no le gustaba que se tocara sin que se lo ordenara y él era alguien obediente.

Aún así, no evitó apoyar su estómago en el borde del lavamanos con cuidado para que no doliese debido a su bochorno, inclinándose un poco y llevando sus manos delicadas hacia su trasero, paseando sus dedos tentativamente por su piel caliente que quemaba de forma gratificante ante el roce de la piel y la ropa.

"Tengo una sorpresita para ti", ronroneó, acoplando sus palmas en sus globos con coquetería, y apretando suavemente estos mientras observaba con ojos centelleantes y desosos a Yeosang por el espejo.

Yeosang enarcó una ceja, sutilmente apoyándose en la pared del cubículo para no caer y succionando su propio labio inferior, sus pantalones de vestir apretaban de forma asfixiante. Seonghwa se veía tan jodidamente perfecto en ese momento, el cabello gris hacia un lado mostrando su limpia frente, aquellos ojos dilatados tan grandes y brillantes, cargados de una excitación y lujuria necesitada, sus rosados mofletes por el asfixiante aura sexual, labios rojos e hinchados, tan besuqueables y mordisqueables. Aquella blusa que se ceñía a su cuerpo tan ajustada, Yeosang podía notar a través del espejo esos botoncitos cafecitos que eran uno de los puntos erógenos de Seonghwa duros y erectos por debajo de la tela. La cintura de Seonghwa, tan deliciosa, delgada y estrecha, tanto que cualquier fémina podría tenerle envidia a la suave curva cóncava a los costados de su estómago y en donde el pliegue de la falda se ajustaba sin problemas, cayendo agraciadamente por sus caderas poco pronunciadas y cubriendo hasta la mitad de ese pomposo trasero suave que Yeosang amaba golpear. Y para rematar esos jugosos, tonificados y esbeltos muslos lampiños y temblorosos, en donde reposaban al interior de estos y cercanos a la depilada entrepierna de Seonghwa pequeñas marquitas moradas que él mismo se había encargado de crear en encuentros anteriores.

Seonghwa era perfecto, nadie podía compararse a ese peligris aunque intentara durante años, Seonghwa simplemente existía y eso rompía todas las barreras de la perfección, y que Yeosang sea el único capaz e dominar a esa cosita de carácter fuerte y egocéntrico, el único capaz de poder desnudar a Seonghwa cada vez que se lo proponía, de besar esos jugosos labios perfectos, de morder y marcar esa piel. Yeosang era un jodido afortunado al tener a Seonghwa en la palma de su mano cuando nadie más podía hacerlo, pero claro, eso no le era suficiente como para dejar de ocultarse.

Seonghwa miró a través del espejo, con esa lengua escurridiza saliendo por el costado de sus labios y mordiendola entre sus dientes blancos, y sujetó la piel de sus nalgas, abriendo las piernas un poco más y dejando ver el lugar donde debía estar su bonita entrada rosada.

Escuchar la respiración de Yeosang entrecortarse cuando dejó ver la bonita gema azul de aquel buttplug incrustado en su ano, le hizo gemir deseoso y frotar sus muslos contra su entrepierna, tenía el rostro sonrojado y el ambiente era tan denso dentro del baño que estaba ahogándose. No podía ni quería mirar a Yeosang de nuevo porque seguro que si lo hace se correría patéticamente con solo tener esos ojos profundos y rasgados sobre su cuerpo. Y estaba desesperado, quería tanto sentir esa polla expandiéndole y gritar el nombre de Yeosang entre gemidos, besar esa boca y tironear de los cabellos rubios de Yeosang mientras le embestía con fuerza y le llenaba con su corrida.

𝑳𝑨𝑻𝑬, 𝑺𝑲𝑰𝑹𝑻 𝑩𝑶𝒀 ⸗ ʸᵉᵒʰʷᵃDonde viven las historias. Descúbrelo ahora