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"¡Me cago en todo!", masculló trotando por el pasillo con los dientes apretados, más tieso que una piedra para no arruinar su cabello recién peinado pero intentando avanzar lo más rápido posible al ser las 8:30 de la mañana.

Ningún profesor ni inspector le detuvo a regañarle por gritar incoherencias en medio pasillo estudiantil, porque absolutamente este estaba desierto y él era el único imbécil que estaba corriendo con toda la camisa escolar mal puesta y agarrando de una correa su mochila Kanken a punto de arrastrarla por el suelo -aunque nunca lo haría realmente, su mochila marengo era su adoración-.

Lo peor es que su instituto era tan grande, tanto que abarcaba toda la enseñanza escolar desde primaria hasta la preparatoria, y él estaba en último año, por lo tanto su salón estaba en el último piso y para colmo, al fondo.

Y el ascensor de administración que a veces tomaba colándose de la secretaría, estaba lamentablemente fuera de servicio esa semana. Así que ahora estaba intentando no sudar para no arruinar su aspecto mientras subía los últimos escalones del quinto piso y comenzar a caminar por el pasillo.

Seonghwa estaba en último año, a poco menos de dos meses de graduarse e irse a la universidad a estudiar. Y aunque la mayoría de la gente de su edad solo quería salir del instituto, él estaba lejos de querer hacerlo por el simple hecho de que sus compañeros de salón eran quizás su segunda familia, sus 29 compañeros eran tan unidos como lapas y podía jurar que ninguno quería graduarse tampoco.

Y por eso, para hacer más llevadero los últimos meses y dejar un bonito recuerdo, él junto a los 29 alumnos un día invadieron la oficina del director en un caos infernal, queriendo convencer al pobre hombre de una de las ideas que se le habían ocurrido a Hongjoong, su mejor amigo, y que había emocionado a todo el salón.

Todos los meses, tendrían un día con temáticas y/o actividades, y milagrosamente el hombre bajito y calvo que era el director de su gigantesco instituto, había aceptado y hasta aportado fondos para realizar las actividades que le propusieron.

Hubieron días memorables, como aquel en donde llegaron todos vestidos con kigurumis de animalitos y en los recesos comenzaron a jugar a los quemados por todo el instituto -gracias a eso quebraron un vidrio y tiraron un café a una alumna, pero nada grave-. Seonghwa nunca antes había sido tan peloteado en su vida y la mayoría de sus amigos le había tirado la pobre colita de su kigurumi de Toothles, tenía un montón de fotos de recuerdo gracias a eso porque ese día lució adorable.

Otro de ellos fue hace dos meses, en donde se vistieron como personajes de disney e hicieron una obra totalmente improvisada en el auditorio, interrumpiendo una reunión de profesores durante el almuerzo para hacerles reir y que les recordaran cuando se fueran. Un profesor lo había grabado y subido a internet, y gracias a eso todo el alumnado le había visto actuar como campanita con ropa verde, su cabello rubio en ese momento y unas inútiles alitas que le había conseguido a su compañera Ryujin.

Y bueno, hoy tocaba algo que al principio les dejó algo sorprendidos a la mayoría, pero que aceptaron divertidos por como resultaría.

Hoy tocaba cambiar uniformes con el sexo opuesto.

Y quizás a Seonghwa le gustaba demasiado verse bonito, sentirse bonito y ser halagado, le gustaba ver que mientras pasaba había gente que le halagaba o se quedaba mirando su apariencia, ser el centro de atención en ese ámbito siempre le había gustado, tanto que se ilusionó con la idea de verse en una falda y sentirse bonito con ella.

Por esa razón, se la había pasado toda la mañana frente a su espejo, maquillándose los ojos infinidades de veces hasta quedar conforme con brillitos bajo estos y sombra rosa brillante, lentillas grises, bálsamo labial sabor fresa y su cabello gris peinado agraciadamente hacia la derecha mostrando su frente lisa y bonita. Hoy habría un camarógrafo en cada receso para sacarle fotografías a todos y por esa razón se había esforzado el doble en su apariencia, tanto que se le había pasado la hora y por eso estaba corriendo como si tuviese un palo metido en el culo porque se había echado fijador hace menos de diez minutos en su apuro.

𝑳𝑨𝑻𝑬, 𝑺𝑲𝑰𝑹𝑻 𝑩𝑶𝒀 ⸗ ʸᵉᵒʰʷᵃDonde viven las historias. Descúbrelo ahora