La Bienvenida.

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Emma quién dormía plácidamente disfrutando de un sueño profundo que cualquier adulto envidiaría; no duraría mucho en despertar ya que era lunes y era su primer día en la universidad. Los rayos del sol se asomaron por la ventana traspasando aquella cortina blanca de tela muy delgada la cual Emma estaba considerando cambiar por una negra u oscura para así no ser molestada por los fuertes rayos del sol.

Con un gran esfuerzo se levantó, observando primero que todo su teléfono y dando un pequeño salto sorprendida, eran casi las nueve de la mañana y ella aún seguía en su cama. Corriendo con desespero se metió en el baño casi de cabeza para unos segundos después empezar a mojar su cuerpo con el agua fría de la mañana, por supuesto que moría de frío y posiblemente se encontrará llorando por cientos de cosas como creer ser irresponsable por levantarse media hora antes cosa que para ella es tarde, o porque fue tan tonta como para abrir la llave equivocada y congelarse en el intento de despertarse con ello. Posibles crisis que florecen en su baño solamente cuando se da la comodidad de estar sola consigo misma.

Se apresuró a salir y temblando empezó a buscar algo de ropa que ya tenía preparada una noche atrás, tuvo muchas opciones pero terminó optando por un outfit muy lindo y juvenil que por supuesto mantenía la elegancia en sí. Estaba conformado con ropa que su madre le trajo de uno de sus tantos viajes por Asia y que nunca se preocupo en probar, le asustaba que no le quedarán pero por suerte había bajado unas libras desde la última vez que compro ropa y decidió tener una vida diferente, saludable y buena. Estaba dispuesta a empezar de cero y dejar los malos tratos atrás, ahora estaría en la universidad; conseguiría nuevas amistades y aunque le doliera mucho su real amor ya no estaría para molestarla o distraerla cosa que agradecía pero lamentaba.

Procedió a colocarse la ropa y realmente se veía genial.

Nunca espero vestirse así, no creyó que la ropa definiera tu persona pero resultó ser todo lo contrario, y a decir verdad le agradó mucho aquel cambio

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Nunca espero vestirse así, no creyó que la ropa definiera tu persona pero resultó ser todo lo contrario, y a decir verdad le agradó mucho aquel cambio.

En el maquillaje no exagero mucho, preparo su rostro con bloqueador suficiente y procedió a aplicar algunos cosméticos como base correctores y polvos, oscureció un poco sus cejas y pinto sus labios con una tinta muy suave en un tono durazno, para los ojos solo una sombra café para darles un poco de color y brillo en el lagrimal acompañado de un sutil delineado marrón que le quedaba perfecto. Por supuesto el famoso rímel no podía faltar en este maquillaje.

Una vez estuvo lista tomo su bolso y bajo casi saltando escalones para pararse frente al comedor donde esperaba su madre con el desayuno listo.

—Buenos días madre. —Había una regla en casa y era solo una, ser educada. Los modales en casa eran algo totalmente vital de gran importancia ya que la familia Díaz proviene de una familia con historia y Emma pronto una vez se graduará debía casarse y tener un heredero a menos de que ella quisiera ser quien dirigiera la empresa, era algo que su familia había estado siguiendo por muchos años y es algo que a ella no le molesta pues la idea de casarse no es siempre obligatorio, pero si para los herederos. Su madre le pidió casarse por amor cómo su padre y ella hicieron cuando él aún vivía, Emma prometió hacerlo y así se ha mantenido hasta ahora.

LOVE AND HATE (MICHAEL JACKSON Y TU) RESUBIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora