Capítulo 1

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Estaban terminando de comer y Haneul protestaba porque quería ver una serie americana de modas en la que las modelos usaban ropa estrafalaria. Pero JungHee, su madre, se había opuesto de forma tajante y mantenía las noticias de la siete y media en el canal seis.

- Pero si a las ocho puedes ver el telediario en el canal dos- se lamentaba Haneul

- No seas pesada- le cortó su madre

-No entiendo, siempre dices que te gustan más las noticias del canal dos

Donghae, como siempre que había sopa de bagre con espinaca se había quedado rezagado. En su plato no le quedaba ni una sola migaja de galleta de avena; sin embargo, la sopa estaba intacta, no entendía cómo su madre le obligaba a comer aquello,  según Donghae esa sopa era una especie de pócima de bruja.

-No te moverás del sitio hasta que la acabes-le dijo su madre al tiempo que señalaba con el dedo índice el tazón con la sopa.

-Lo intento, de veras; pero no me pasa por aquí - se lamentó Donghae señalandose la garganta.

-No estamos para tirar la comida. 

-Te prometo que lo intento. 

-imagina que es una avioneta entando por tu boca.

-ya soy un poco grande para eso mamá.

Al final Donghae se quedó solo en la mesa, su hermana Haneul a quien ya se le había pasado el enojo, se había sentado en la alfombra y leía una revista de chicas.Su madre tomaba una taza de café mientras veía atentamente las noticias. 

Donghae pensó que nadie podría liberarlo de beber esa asquerosidad. Su madre no había hecho ninguna intención de quitar la mesa lo que significaba que estaba dispuesta a dejarle, allí.  En ese momento escuchó el susurro de su hermana, le hacía señales indicándole que su madre se había quedado profundamente dormida en el sofá, los ronquidos que escucho a continuación se lo confirmaron.

Haneul le sonrió cómplice mientras él iba a la cocina a tirar la sopa por el fregadero.  Como un rayo subió a su habitación y se tumbó en la cama con cobertores de pez, se quedó un tiempo allí hasta que escuchó los pasos de su madre en la escalera hasta que finalmente se detuvieron frente a su habitación. 

-¿Bebé? -Pregunto, asegurándose de que Donghae siguiera despierto.

Donghae no respondió y se hizo bolita entre las sábanas, su madre avanzó hasta el borde de la cama dándole un beso en la mejilla para después salir despacio no queriendo despertar a su pequeño.

Donghae se sentía un poco culpable por tirar la comida y hacer creer a su madre que era un buen niño que terminaba la cena, sin embargo la culpa no era al grado para no volverlo a hacer.

El pequeño Hae seguía ensimismado en sus pensamientos de niño de diez  años hasta que varios toques en su ventana lo sacaron de su transe. 

-¡Eh, Donghae! -Hablaba un chico a media voz, detrás de la cortina de su ventana.En el balcón. 

-¿Eres tú? -Preguntó riéndose por dentro. El silencio fue su respuesta, sabía quien era pero le encantaba molestarle, porque, ¿quien mas tocaría su ventana a las nueve de la noche?

-Muy gracioso Donghae- dijo el chico arreglando su chaqueta y moviendo su cuello el cual crujía.

-Lo siento, pasa por favor.

El muchacho avanzó de mala gana y se sentó en la silla más extraña que había visto en su vida, tenía la cara de nemo en el espaldar, cada vez que alguien tocaba el afelpado muñeco este se prendía en pequeñas lucesillas verdes y azules. 

NémesisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora