Hyukjae se frotó los ojos y llenó sus pulmones con el aire helado de esa mañana.
Junto a sus colegas, había acordado salir después de la universidad, pasar por Donghae e ir a un sitio divertido; al cine quizás o al lugar que Donghae dispusiera.
Pero aun era temprano para irse todavía así que decidió sentarse en el bordillo a esperar.
El ambiente era muy propicio para gozar de la luz matutina y él quería sentir la suave luz de la mañana y del aire frio antes que el estruendo de los autos ahogara la melodía del alba. En muy pocas ocasiones lograba disfrutar de la mañana. En primer lugar porque la mayoría de sus salidas eran nocturnas y raras veces asistía a clases.
Sacó la cajetilla de cigarros que llevaba siempre en la sudadera y encendió el primero de ese día mientras que, al ver a un niño de la mano de su madre, su mente viajó hacia unos ojos bonitos, marrones como chocolate, llenos de inocencia y de todas las buenas promesas de la vida.
No era la primera vez que pensaba en Donghae de esa forma, su mente parecía dividida entre su parte racional de amarlo como a un hermano menor y su idiotez que cada vez más se daba cuenta en lo hermoso que se hacía con el paso del tiempo. En esos momentos lo único que podía hacer era sacudir esos pensamientos y ahogarlos en lo más profundo de su ser.
No supo cuanto tiempo estuvo sentado meditando hasta que le echó un vistazo a su celular y se dio cuenta que eran pasadas las siete. Se puso de pie y se encaminó hasta la estación de metro.
Parado frente al andén principal encontró a Yesung a punto de abordar, corrió y en breves segundos estuvo junto a él. Ninguno se tomó la molestia de saludar, escogieron uno de los últimos asientos y el mayor escogió el lado de la ventana.
-Anoche te largaste temprano- la voz de Yesung sonó trémula mientras veía en otra dirección.
Soltó algo parecido a un gruñido. La verdad es que no había reparado en ello, simplemente había tomado camino porque Donghae se había puesto insoportable y pensó que lo mejor era llevarle a casa antes que el berrinche fuera mayor.
-Donghae estaba aburrido- soltó con simpleza encogiéndose de hombros.
Yesung le miró con una ceja alzada, luego negó con un gesto de diversión y volvió a apoyar la cabeza en la ventana.
-Donghae...lo mimas de una forma que parece tu chica y no tu amigo.
No le afectó aquel comentario porque honestamente a ninguna de sus novias le había tolerado ningún "capricho" no tenia paciencia para eso, era solo que negarle algo a Donghae le parecía impensable. No dijo nada más y en el transcurso del viaje permanecieron en un cómodo silencio.
Veinte minutos después, bajaron del metro y caminaron en dirección al norte donde debían pasar por un viejo parque ahogado por maleza verde y columpios oxidados. Lo primero que llamó su atención fue el fétido olor, después las moscas revoloteando en un punto del predio. Hyukjae tuvo un mal presentimiento mientras avanzaban a comprobar de qué se trataba aquello. Entonces sintió que la sangre se le congelaba en el cuerpo, el rostro pálido de Yesung le indicó que su reacción fue la misma.
Ante ellos, el cuerpo amoratado Minho, uno de sus amigos. Una enorme marca aparentemente hecha con un cuchillo atravesaba su cuello y su brazo derecho solo era un pedazo de carne sanguinolento y maloliente.
Hyukjae sintió como la bilis le trepaba en la garganta, estuvo a punto de vomitar cuando sintió la mano de Yesung cerca de su codo.
-Mañana podría ser cualquiera de nosotros- el tono de Yesung era sombrío.
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Némesis
FanfictionSomos enemigos pero nos llevamos bien cuando estoy dentro de ti. 🔺Reescrita