Capítulo 4: ¿Es posible que secretamente te guste Shada?

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Media hora después, el Señor Liu salió aturdido de la Sala de Estudio Imperial, todavía sosteniendo el pergamino en sus brazos. Cuando regresó a la casa, su esposa lo vio así, y rápidamente preguntó: —¿El emperador no estuvo de acuerdo en ayudar con el compromiso?

El Señor Liu negó con la cabeza: —No es eso. El emperador estuvo de acuerdo. También dijo que el retrato no era nada extraordinario y que quería que el pintor del palacio lo pintara de nuevo.

—¿Entonces por qué estás frunciendo el ceño? Pensé que habíamos sido implicados por mi primo y regañados de nuevo. –La Señora Liu exhaló un suspiro de alivio.

—Mujer, ¿por qué hablas tanto? –El Señor Liu estaba disgustado, volvió a poner el pergamino sobre la mesa y dijo: —Ve y dile a un joven sirviente que encuentre un buen artesano y monte este pergamino. Quiero colgarlo en el salón principal.

La Señora Liu se quedó perpleja cuando escuchó esto, y pensó que él tenía fiebre, entonces dijo: —¿Por qué vas a colgar en el salón principal el retrato de la princesa de Gao Li?

—Ese retrato ya ha sido dejado en el palacio hace tiempo. Este es el título que me dio el emperador, escrito por él mismo. —El Señor Liu desató la correa con cuidado.

—¿El emperador te dio un título? –La Señora Liu se llenó de alegría y se apresuró a admirarlo. En el papel de arroz dorado, algunos caracteres eran grandes, vigorosos y elegantes, lo que resultaba un poco majestuoso.

Mejor casamentero del mundo.

...

En realidad, el Señor Liu se sentía algo complicado y alegre, porque sentía que era difícil mostrar este título. Después de todo, el era un señor de la corte imperial, no un casamentero vestido de rojo y verde en la calle de la capital real, con una flor sobre su oreja.

En el Estudio Imperial, tras ver el retrato enviado de la princesa de Gao Li, el pintor de la corte preguntó: —Su Majestad Imperial, ¿cómo quiere modificarlo?

—Cuanto más hermosa la pintes, mejor será. —Chu Yuan dijo: —No te preocupes por cómo se veía antes.

Se ordenó al pintor de la corte que se retirara, y Shen Qianfan salió de detrás del biombo, preguntándole: —¿Su Majestad Imperial realmente quiere que el rey de Xi Nan se case?

—Es fácil de hacer. –Chu Yuan dejó la taza de té y replicó de forma casual. –Ya no es joven, es hora de que se case.

Shen Qianfan: —...

¿También tiene que encargarse de eso?

—Entre la familia Liu, pensamos que él es el único que todavía es leal. —Continuó Chu Yuan.

—¿Dónde está Zuo Chen Xiang [1]? –Preguntó Shen Qianfan.

—¿Liu Yishu? Es un viejo astuto. No lo vemos como un traidor, pero no se puede decir que sea leal. –Dijo Chu Yuan. –Pero si está interesado, no queremos hacerle algo esta vez.

Shen Qianfan asintió. –Cuando la Casa Liu sea erradicada, me temo que mucha gente caerá en la Corte Imperial, y los oficiales inevitablemente entrarán en pánico. Si Liu Cheng Xiang está presente, él puede hacer de mediador.

Chu Yuan suspiró profundamente, apoyándose en el trono imperial y cerrando los ojos ligeramente.

La familia Liu provenía de la familia de la Emperatriz Viuda. Sus parientes estaban entrelazados, y la gente de la Ciudad Real murmuraba que la Residencia Liu en la calle Zhengyang estaba pasando cada vez más los límites, al punto de volverse casi tan imponentes como el Palacio Imperial. El Señor de la Residencia Liu se llamaba Liu Gong. Originalmente poseía poder militar y estaba estacionado en el noroeste. Al primer emperador del clan Chu le tomó diez años reducirle el poder militar para tomarlo de vuelta. En el momento en el que el emperador estaba muriendo, oficiales de todos los rangos fueron a su lecho de muerte, y la posición le fue entregada al Príncipe Heredero Chu Yuan, y no a Su Alteza Chu Xiang que la familia Liu había estado apoyando.

La Estrategia del EmperadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora