--- Vendida -- el hombre dejó caer el mazo. Sentí como me toman de un brazo y me bajan de esa tarima, avanzamos hasta llegar al estacionamiento, y me subieron a un auto negro, con vidrios blindados.
--- ¿Es ella?
--- Si, señor -- el hombre que esta...
--- Llegamos -- el auto se detuvo, me quitaron el cinturón de seguridad, y me bajaron del coche.
Subimos unas escaleras, y entramos en un casa, después de eso me llevaron a una habitación.
--- Bienvenida -- me quitaron la venda de los ojos -- esta será tu habitación hasta que el Amo decida si te puedes quedar, -- asentí -- ahora vas a bañarte, peinarte y ponerte eso -- me quito las esposas y me señaló la ropa que estaba sobre la cama-- ahí esta el baño con todo lo necesario -- señaló una puerta a la derecha -- en cualquier momento vendrá alguien por ti -- asentí, se acercó a mi y me tomo de los hombros -- sé una buena niña. -- me besó la frente y se fue.
Mire a mi alrededor observando la habitación, todo era muy bonito, pero eso no borraba el hecho de que todo ese lugar era solo una jaula, una jaula de oro, de la cual no saldré hasta que el dueño decida deshacerse de mi. Todo en ella era bonito, los muebles, los colores de cada cosa, nunca había tenido una habitación propia, o una cama en la cual dormir, al menos no que yo recuerde.
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Tome la ropa que estaba en la cama, y me metí al baño, llevaba más de tres semanas sin tomar un baño. En el lugar donde vivía no nos dejaban bañarnos o comer todos los días. Me quité la poca ropa que tenía puesta y me metí en la regadera. Cuando termine tome una toalla y tomé la ropa, me seque bien y me cambié.
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Termine de arreglarme y me acosté en la cama, esperando, después de un tiempo tocaron la puerta de mi habitación.
--- Señorita -- una mujer de unos 40 años entró -- ¿está lista? -- asenti -- muy bien, -- me indicó que la siguiera.
Salimos de la habitación y caminamos hasta el final del pasillo, subimos unas escaleras, hasta llegar a un despacho.
--- El Amo vendrá en unos minutos -- asentí -- bien -- salió.
Observe un poco el lugar, como todo estaba pasando tan rápido no me había puesto a pensar en cómo sería mi "Amo", aunque realmente no había mucho que pensar, lo más seguro es que sea un señor ya pasado de los 40, que busca saciar sus deseos sexuales, que seguramente su esposa no le da.
Me detuve frente al librero y comencé a leer los títulos de los libros, los cuales iban desde libros de derecho, anatomía, filosofía, y psicología hasta sagas juveniles, y cuentos infantiles.
--- Curioso -- saque uno de los libros, llamado "palabras de caramelo".
--- ¿Te gusta leer? -- esa voz me sorprendió y provocó que soltara el libro.
