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Habían pasado unos cuantos días después de aquella conversación con su padre. Y como Roy había prometido, llevó a su hijo a la casa de Missy.

Dejó al niño frente a la puerta y se fué lo más rápido que pudo en su auto, no estaba de humor para lidiar con las estupideces de su esposa ni mucho menos escucharla repetir el sermón acerca de "seguir juntos por Manny"; Cosa que no tenía sentido, ni siquiera vivían juntos, lo único que los unía era un estúpido anillo de compromiso.

Las puertas de aquella humilde casa fueron abiertas por la abuela del más jóven, siendo recibido con abrazos y múltiples halagos típicos, como los de "Que guapo estás", "Pero cuánto haz crecido", y la preguntita de oro, "¿Para cuándo traes a la novia?"

Le encantaba lo cariñosa que eran con él.

Estando ya dentro, le ofrecieron almorzar con ellos para que les cuente como ha estado estos últimos días, pero Manny solamente estaba centrado en ver a su madre y hablar con ella.

Pero para su suerte o desgracia, no pudo librarse de los constantes pedidos de su abuela, y obviamente, como buen niño que es, terminó aceptando.

¿Cómo haz estado, cariño? Desde hace mucho tiempo que no vienes a visitarnos– Preguntaba la mujer de mayor edad con una voz suave, viendo como su nieto se sentaba junto a ella en el extenso sofá.

Eh estado muy bien, perdone lo de que no vengo por aquí seguido, es que papá... digo, ¡La escuela me tiene muy pero muy ocupado! Si, es eso...– Contestó dudando de sus propias palabras terminando por sonar poco convincente, su abuela no era idiota, obviamente lo notó; pero no iba a interrogarlo, ya sabía el porqué de su actitud.

La mujer terminó por levantarse para ir a recoger algunos sándwiches del refrigerador, terminando por dejarlos en la mesita frente a Manny.

¿Escuchaste que en el hospital donde trabaja tu madre están contratando gente para que trabajen de entretenimiento para los niños?– Le preguntó la mayor, viendo como el peli-azúl comenzaba a comer los bocadillos como si su vida dependiera de ello. ¿Y quién lo culpa? Los sándwiches son deliciosos, y más si hablamos de los de su abuela.

¿hAbla emnZerioh?– Cuestionó teniendo la boca llena, ganándose una risilla de la mayor.

Más despacio tigre– Habló esperando que el niño acabara de comer para tener su atención—Es lindo ver que tratan de hacer felices a los niños a pesar de su condición.

"A pesar de su condición" Era la única forma que ella tenía para no decir "a los condenados a morir"

Y Manny lo sabía.

Dejando el plato vacío, el menor terminó por agrederle a su abuela por la comida.

¿Dónde está mamá?– Preguntó por fin, dejando de lado el tema de los otros niños.

Está en su cuarto, últimamente se ah estado sintiendo mal, quizás sea el cambio de clima lo que le está afectando– Intuía. Dicho eso, levantó el plato y besó la frente de su nieto, para luego, retirarse a la cocina a hacer cosas de abuelas, suponía Manny.

El peli-azúl, emocionado por poder hablar con su persona especial, fue casi corriendo a la segunda planta de la casa, tocando la puerta de forma frenética, esperando una respuesta impaciente.

Escuchó una leve tos al otro lado de la puerta, y un "pasa".

Abrió la puerta viendo a su madre estando sentada en la cama, tapada hasta el estómago por las sábanas. Suponía que estaba tejiendo por los múltiples objetos de costura que estaban regados en la cama.

Sonrió cerrando la puerta detrás suyo, para luego, abalanzarse hacia su madre para abrazarla, pegándole un gran susto por lo repentino que fué.

¡Manny cuidado con las agujas!– Lo abrazó rápidamente apartando las sábanas, teniendo como resultado un completo desastre en el suelo... pero a su hijo sano, era lo importante.—¡Cariño!– regañó, viendo como el pequeño se disculpaba con ella tratando de alzar todo lo que pudiera del suelo sin hacerse daño.

Perdón– Musitó arrepentido, colocando la tela y las agujas en la mesita de noche. Su madre suspiró, volviendo a abrazar a su hijo para reconfortarlo, ahora sin el miedo de que pueda herirse.

Manny, separándose del abrazo sintiéndose menos culpable, subió a la cama junto a su madre.

Má, desde ayer que te eh querido preguntar algo muy importante–Dijo notandose impaciente, Missy lo miró esperando a que continuara— ¿Cómo se consigue la felicidad?

La peli-rosa se confundió por la pregunta.

¿Porqué preguntas?– Cuestionó acomodándose en la cama. El menor de ambos se quedó callado unos segundos, pensando un poco sus palabras.

Papá y yo estuvimos hablando del tema, nada interesante – Habló restándole importancia.

La mayor se apartó un segundo para toser.

No te sabría decir...– La pregunta le había tomado desprevenida. Notó que su hijo se veía un tanto decepcionado por su respuesta—¿Recuerdas cuándo te conté acerca de Dios, Manny?

¿Te refieres a la estatua rara que llamas Malcom?

Exactamente– La mujer tomó una pausa para ver el pequeño juguete de su Dios que se encontraba en una de las repisas del cuarto.

—¿Qué tiene que ver él con todo esto?– Preguntó impaciente.

Manny, quiero morir– Reveló de repente su madre, ganándose una mirada de susto de parte de su hijo.– Eh sido muy buena en vida cariño, y si sigo así hasta el fin de mis días, Malcom me protegerá, y podré ir al reino de los cielos– Su hijo estaba aterrado, pero ver la sonrisa en el rostro de su madre, y lo contenta que sonaba al hablar, de alguna forma, lo tranquilizaba– Así se consigue la felicidad eterna, amor.

¿Morir eh ir al cielo, trae felicidad? No lo entendía.

Su madre besó su frente, agarrando las agujas para continuar con su tejido.

P-pero mamá, ¿morir?– Cuestionó jalando del brazo a su madre para que continúe.

Su madre tosió por tercera vez.

Cuando seas mayor lo entenderás.

Manny quizo preguntar nuevamente, pero decidió callar.

¿No existían maneras menos "feas" para llegar a ser feliz?

A estas alturas, realmente empezaba a creer que no.

[🌻]

Final en proceso.

Publicado el 29/09/20

- Happiness -  [ DHMIS ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora