A veces sentía que aquella conversación con su madre apenas había sucedido ayer; aunque la realidad era que habían pasado años desde entonces; cinco, para ser exactos.
Aún así no se quitaba de la cabeza su propio objetivo.
—Lo sentimos jóven, ya no estamos contratando payasos– Aclaró el director del circo, mirándolo con indiferencia mientras tomaba sus maletas para irse del lugar.
Era entendible hasta cierto punto, los payasos estaban infravalorados, eso, sin mencionar que las películas de terror terminaron por matar la inocencia y alegría que solían transmitir.
Estaba frustrado, anduvo buscando empleo desde hace días; realmente se estaba sintiendo inútil.
Tampoco se le hacía muy reconfortante el hecho de que, tuvo una oportunidad de trabajo, solo que era en un hospital para niños, reconocido por no ser algo exactamente profesional, en donde era común que perdieran niños por cuestiones económicas.
No era un lugar muy alegre la verdad. Pero no tenía otra opción.
Caminando desganado por las frías calles, decidió ir hacia aquel hospital a ver si realmente era tan malo como él mismo se planteaba; quizás podía tratar de regalarles la alegría que tanto ansiaba dar.
Los niños habían amado su maquillaje, sus chistes malos, y por sobre todo, su carisma. Le llenaba de satisfacción ver una pequeña chispa de felicidad en sus miradas.
Entre todos, eran dieciséis, dieciséis niños maravillosos, con diferentes enfermedades y personalidades completamente únicas.
Seguía sin entender porqué seres tan puros como ellos habían terminado en un lugar tan horrible como ese.
Entre tantas sonrisas, una le llamaba especialmente la atención.
Percy.
Un niño de cabellos multicolor muy llamativos, piel sumamente clara, y ojos dorados fácilmente comparables con el brillo del oro.
Recordaba que, entre las primeras tres semanas que había estado trabajando en el hospital, él se había acercado justo cuando estaba en su descanso.
—¿Te gusta ese color?– Preguntó apuntando con su dedo la camisa
del traje de payaso que Manny aún traía puesto.—¿El verde? Pues si, ¿a ti no?– Cuestionó viendo como el más jóven se sentaba a su lado para conversar más cómodo.
—No, es un color feo– Dijo sacando la lengua mostrando su asco de forma infantil, ganándose una risilla de parte del payaso.
—Entonces, ¿Cuál te gusta?– Cuestionó entretenido en aquella peculiar charla.
—Cualquier otro color, todos son lindos menos ese.– Respondió mientras acomodaba uno que otro cabello rebelde detrás de su oreja, era una pequeña manía propia de el que ya había visto repetidas veces.
Notó que el niño se había quedado viendo fijamente la narizilla de plástico que él tenía en manos.
—¿La quieres?– Ofreció sin pensarlo demasiado, tenía como costumbre darles algunas a los niños solo como un pequeño detalle de su parte.
El de cabello arcoiris la tomó sin rechistar, colocándosela. Terminando por sonreírle como agradecimiento.
Manny también sonrió.
[🌻]
Sus padres estaban pasando por una etapa... algo complicada ahora que su madre había regresado a vivir con ellos.
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- Happiness - [ DHMIS ]
FanficManny solamente quería que todos fueran felices. [🌟] - Historia corta. - Muestras de sangre, violencia y asesinatos en masa. - Los personajes son de la serie "Don't hug me. I'm scared."