BIANCA

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Harry me lleva a una casa antigua, cerca de un parque al norte.
Incluso desde el exterior brilla con calidez, todas las luces de Navidad y
el resplandor del fuego. Me besa en la puerta, tirando de mí hacia él, con
la boca abierta, exigente, lamiendo el cielo de mi boca se siente caliente,
salvaje y excitante.

—Dios —respiro, presionando mi pelvis hacia él—. ¿Estás seguro
de que no deberíamos ir a algún sitio más privado?

Él se separa.

—Hacemos esto primero, y después te follaré tan duro, que tu coño
estará lleno de estrellas. Al igual que tus ojos.

No tengo respuesta para eso, pero afortunadamente, un coro de
perros ha comenzado a ladrar. La puerta vuela abierta, y allí se encuentra
un hombre de cabello moreno con un traje como el de Harry. O tal vez es
su aura de peligro y poder como la de Harry.

—Aleksio —dice Harry.

Los oscuros ojos de Aleksio brillan de diversión mientras toma mi
mano.

—Harry. Trajiste una cita.

Harry trata de decir algo, probablemente que no soy una cita
exactamente.

—Está bien. Yuri me rescató de mi triste Navidad en familia. Soy
Bianca —digo, aunque me da la sensación de que este muchacho sabe
quién soy.

Harry tira de mí hacia dentro. Los perros saltan y lamen.

Si la víspera de Navidad en la familia Moreland es lujosa y elegante,
esta es brillante y cálida, con todos apiñados alrededor del fuego, gente
sobre los brazos del sofá y cabezas sobre los hombros de otros.

Un hermoso y desaliñado gigante joven viene y retira a los perros.

—Lo siento, solo acabamos con ellos. Dijeron que no eran
adoptables.

Harry lo presenta como Kiro.
Yo revuelvo el pelo sarnoso de uno de los perros

—Todos son adoptables.

Kiro palmea mi espalda.

—Ya amo a esta, Harry. —Kiro me presenta a una mujer llamada
Ann, y nuestra anfitriona, Mira.
Mira toma mi abrigo.

—No te esperábamos de vuelta Yuri, y ciertamente no con una
invitada.

Por la forma en que lo dice, tengo la sensación de que esto es algo
raro para Harry.

—¿Está bien? —pregunto—. ¿Estás segura que tienes suficiente y
todo eso?

—Oh, por favor. —Mira me lleva al centro del pequeño grupo—.
Esto no podría ser más increíble. ¡Vosotros! Es Bianca Moreland.
Una mujer con brillantes coletas rubias yace en el suelo con los
pies frente al fuego. Tanechka, una rusa.

—Eres hermosa —dice Tanechka. Y luego—. ¡Viktor! Ven rápido.

Viktor sale. Su ceño fruncido se queda atónito cuando me ve, y
luego estalla en carcajadas.

No sé qué es tan gracioso. Él viene y toma mi mano, se presenta
cálidamente.
Harry le rodea con un brazo.

—Somos como hermanos, Viktor y yo.

—Harry me salvó la vida muchas veces —dice Viktor—. Siéntate —

Mueve algo del sofá. Harry me agarra y tira de mí hacia abajo a su lado.
Ann se apretuja entre nosotros y Kiro.

Ann me entrega una botella.

—Bebe, Bianca. Necesitas alcanzarnos.

Harry agarra la mano de Ann. Un anillo de compromiso atrapa la luz
del fuego.

—¿Qué es esto? ¿Qué me perdí?

Ann sonríe.

—Un regalo de Kiro.

Mira descubre que soy veterinaria y comienza a contarme sobre
Kiro criado por los lobos, lo cual suena a broma, pero resulta ser cierto.

Un muchacho como un boxeador, llamado Tito, arroja cuchillos a una
talla en la pared. Tanechka está discutiendo con Aleksio. Es un caos, y
me encanta.

Harry me estrecha más, acurrucándome en su regazo. Su máscara
está medio fuera del bolsillo de su chaqueta. La vuelvo a meter dentro.

—No pierdas esto.

—¿Me quieres con la máscara otra vez?

Me encojo de hombros.

—Sólo si eres tú el que está allí.
Puedes ser mi regalo de Navidad
que yo desenvuelvo.

Él gira el extremo de un mechón de mi cabello, sus ojos brillantes.

FIN.

MÁSCARA H.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora