Goseng Yeo

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Capítulo 2: Goseng Yeo (feels like we're going home)

[…]

Goseng se odiaba a sí misma en momentos así.

O tanto cómo puede odiarse un hombre caminando a su propia muerte de todas formas.

Con esta clase de vacía resignación, sombría dignidad y pisadas de plomo que vienen al hallar la paz en la aceptación de su orden de  ejecución… «¡¿Qué tipo de actitud es esa para enfrentar una prueba?!»

Si el portador de luz no tiene confianza el resultado para el equipo es obviamente doloroso.

(Es imperdonable.)

Goseng siente el peso de mil ladrillos sobre ella cuando la sonrisa de Miseng tiene tal alivio como quién halla un salvavidas en pleno océano.

Se recrimina. Goseng se siente avergonzada de sus sentimientos frente a estas personas valientes.

Su deseo de poder olvidar la torre y todos sus horrores son un insulto a ellos, quiénes todavía luchan.

Incluso luego de dos años estos remordimientos le acechan. Y a pesar de sus palabras insensibles, Horyang le ve con los mismos ojos.

(Desde el primer día hasta el baile en el Arquímedes. Con la vida de todos pendiendo de un hilo y Horyang mira de tal forma que le hace pensar en ser egoísta.

Únicamente importan ellos y su extraña familia.)

Aún cuando es todo menos excepcional, Viole confía en su juicio. Es la sombra cálida detrás de ella y Goseng se permite soñar con conquistar la cima.

De esta forma deben sentirse los creyentes con su fe, los devotos en su religión, y los iluminados por los milagros de sus dioses.

Viole no es un dios. El lado racional de la chica con gafas lo rechaza de inmediato.

Sin embargo, su corazón —el corazón de una muchacha mortal que reconoce sus límites— es diferente.

A Viole le llamaron monstruo en esa ocasión. Pero ahora él se encuentra en el centro del equipo. Es el pilar del templo que es un nuevo hogar para ellos, los renegados de sus lugares de origen y fracasados del piso 20.

Sobre Viole construyeron un altar que está vacío sin él y es frío sin Horyang.

Y Goseng y los demás van tras ambos.

Necesitan a Horyang, el diablo que gusta de las camisas obsequiadas por Miseng.

Necesitan a Viole, el dios silencioso con ojos demasiado brillantes para la oscuridad que le rodea.

Ella se queda dormida junto al ahora siempre durmiente Horyang, esperando —orando— por el día en que todos se reúnan y regresen a ese lugar dónde eran felices.

(Viole no es un dios pero Goseng tiene fe.

En él y en sus camaradas.)

[...]

(*) El título proviene de Going Home por The Score

N.A: Debo admitir que no fue fácil escribir a Goseng y Miseng. Sus voces se confundían en mi cabeza y para mí, Goseng no brilló tanto como el resto así que me tomé cierta libertad creativa para interpretarla. Fue un desafío que espero haber superado y ustedes disfruten del resultado final!

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