Experimenta Conmigo [+18] ✔️ (COMPLETA)

T R E I N T A Y U N O | A M I G O S

"Era ahora o nunca y no sabía si me iba a repentir o si iba a ser lo mejor de mi vida"

Abby

Principios de abril había llegado y ambos seguían sin hacerlo después de lo del garaje. Habría pasado casi un mes después de eso y Mike estaba preocupado por ello. Entendía que Abby no quisiera, pero no entendía porque ni siquiera quería que la tocara.

Y no podía dejar de estar obsesionado por ello.

Su relación había cambiado mucho desde el principio. Juntos hablaban mucho, salían a cenar y a comer de vez en cuando con Johanna y Jonathan, incluso la gran mayoría de las veces que salían solos, disfrutaban. Pero apenas Abby quería acercarse a él y los motivos los desconocía Mike.

Y quizás temía saber esos motivos.

Abby había estado entablando una nueva amistad con Uriel y Mike ni siquiera se había metido entre ellos. Se había prometido que no debía ponerse celoso por él. Mike quería que Abby tuviese nuevas amistades y que trabajase en crear nuevos amigos, pero no podía evitar pensar que quizás esos motivos eran por esa nueva amistad con Uriel. Y sabía que no debía obsesionarse con él, pero no podía evitarlo.

Amaba a Abby y deseaba con todas sus fuerzas poder atreverse, ser valiente y decirle que la amaba, que quería que fuera su novia. Pero en todo ese tiempo que había perdido, no se lo había dicho y menos ahora que ella se estaba alejando de él.

En ese momento, Abby estaba buscando a Johanna por la universidad. La gente estaba por el recreo y ella deseaba hablar con su amiga para poder decirle ciertas cosas que sentía por Mike, conocer la opinión de Johanna y así poder explicarle todo lo que le había ocurrido con ese hombre del que llevaba enamorada durante meses.

Caminó por el gimnasio, ya que no la había encontrado en el recreo y se paró rápidamente al encontrar a un Uriel sudoroso, sin camisa y con los pantalones cayendo por sus caderas. Frenó al instante por el impacto, pero no le hacía ese efecto que le hacía Mike mojar sus bragas.

No, para nada le hacía ese efecto, aunque Uriel también trabajaba su anatomía.

Y cuando fue a darse la vuelta, Uriel la vio y gritó su nombre.

Ambos estaban solos en ese gimnasio y nadie era testigo de lo que iban a hablar ahí mismo.

—¿Dónde vas? —cuestionó él, dejando la comba en el suelo y caminando hacia ella.

Abby mantuvo la mirada en los ojos de Uriel, pero no pudo evitar pensar en Mike en ese momento, sintiendo que necesitaba hablar con él de una vez por todas, tragarse su orgullo y sacar todo lo que tenía escondido dentro.

—Estoy buscando a una amiga —respondió antes de volver a girarse, pero Uriel corrió tras ella y se colocó delante de la joven.

Ninguno dijo nada, pero Abby no entendía que es lo que estaba tramando Uriel y eso la ponía un poco de los nervios. Hasta que él se echó el cabello oscuro hacia atrás.