Tras descubrir su bisexualidad, Mike con sus dieciocho años, el hombre más atractivo y el jugador de fútbol del equipo universitario, querrá conocer nuevas experiencias. Mientras, conocerá a Abby, una mujer dañada y solitaria con una vida muy difíci...
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«Los errores se pagaban caros y yo siempre acababa pagándolos»
Abby Payne
La imagen de una joven desaparecida, colgaba del escaparate de aquella tienda de ropa desde hacía bastantes años. Dicha imagen ya se encontraba bastante estropeada por el paso de los años y empezaba a perder el color por los rayos de sol.
La dueña de aquella tienda era la madre de aquella joven de la foto, la cual había envejecido muchos años después de la desaparición de su única hija.
El dolor de aquellos padres era tan inmenso que se podía ver en su propio rostro.
Pero aquella joven era solo una de las muchas mujeres que habían desaparecido en circunstancias extrañas. Aunque la única diferencia era que aquella joven había desaparecido en un pequeño pueblo, cerca del bosque, donde nunca nadie había desaparecido, ni había ocurrido nada malo.
Los años pasaban y no había ni rastro de aquella joven de la imagen que sonreía a la cámara meses antes de su desaparición. En ese entonces tenía 18, pero actualmente ella podría haber tenido 33 años. Pero todos los habitantes de ese pueblo ya pensaban que no la volverían a ver y sus padres, aunque tenían esperanzas, cada año se iban apagando.
Mientras, no muy lejos de aquella tienda donde colgaba aquella imagen de aquella joven desaparecida, había una joven llena de miedo.
La puerta golpeaba con fuerza por intervalos de cada cuatro segundos.
Ella estaba encerrada en su cuarto, sentada en el suelo y escuchando esos golpes fuertes con temor. Sabía quién estaba dando esos golpes y lo peor, es que sabía a quien se los estaba dando.
Otro golpe, la joven lloraba.
Otro golpe, dejó de escucharse los gritos de esa persona.
Otro golpe y la puerta dejó de moverse.
Ahí lo supo. Supo quién sería la siguiente.
En esa casa había reglas y quien las desobedecía pagaba las consecuencias demasiado caras. Y valía más no saltárselas si no querías salir perjudicado.
Varios pasos se escuchaban por el pasillo de la casa. Incluso la pequeña podía contar esos pasos lentos que se dirigían hacia su cuarto y cerró los ojos esperando para que solo fuesen pasos los que escuchase. Pero el pomo de su puerta comenzó a girarse y ella dejó de respirar mientras miraba como esa persona entraba.
La puerta se abrió lentamente y esa persona se quedó de pie en el marco de la puerta. Solo a escasos metros los separaban y la joven dejó de sollozar al encontrarse con el demonio en persona.
—No me gusta que se salten las reglas... Ya te lo he dicho muchas veces y te los he demostrado todas ellas —susurró mientras se acercaba, cerrando la puerta tras de sí.
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¡Hola! Cuanto tiempo. Si estás leyendo esto, es porque la novela de Abby y Mike está en su nueva versión y la disfrutarás mucho más que la anterior.
Cada lunes, jueves y sábado tendréis capítulos, recordando aquella época cuando la subía que eran en los mismos días.
Espero que les guste esta nueva versión, porque tendrá muchas más cosas que contar y con la misma esencia de Mike y Abby.
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