31

741 68 34
                                    

Al final de la semana, cuando lo único que quería era regresar a casa y tomar un baño para descansar; ni siquiera imaginaba que justo ahí me esperaba un gran problema.

Prince siempre había sido un buen perro, alegre y juguetón e incluso un poquito travieso, pero también era bastante noble y muy bien educado, por eso mismo, me sorprendí cuando esa tarde llegué a casa y ví que tenían a mi compañero amarrado.

Estoy convencida de que Prince solo era él mismo y quizá, ya que le gustaba ser cariñoso intentaba cuidar de mi casera; sin embargo, todo terminó saliéndole mal y en lugar de ayudarla, terminó perjudicándola. Eso explicaba el porqué, cuando casi llegaba a casa, vi pasar una ambulancia.

La abuela se había tropezado gracias a Prince y uno de sus nietos afirmaba haberlo visto todo.

Ahora, uno de sus hijos me exigía el pago de los gastos médicos y una indemnización, además de que también me exigieron que me fuera inmediatamente de aquella casa.

No supe que hacer, mi seguro médico universitario no abarcaba gastos por terceros, pero sobre todo, no me querían regresar a Prince, lo peor fue cuando comenzaron a exigirle a los policías que estaban ahí, que, como dueña del perro, me arrestaran hasta que les pagara y también que mi mascota fuera sacrificada.

En medio de mi desesperación lo único que se me ocurrió hacer fue llamar a Nick, a pesar de no haberlo visto desde año nuevo y casi no responder a sus mensajes.

—Perdona que te moleste a esta hora pero tengo un problema; ¿Crees que puedas ayudarme? —eran al menos las once de la noche.

—¿Qué sucede? —era lógico que se escuchará adormilado—. ¿Dónde estás?

—Necesito ayuda, y no sabía a quién acudir. Es urgente.

—¿Qué pasa? —lo noté más intranquilo.

—Me llevarán a la comisaría y... ¿Puedes venir primero por Prince? No me lo quieren entregar —traté de explicarle lo que sabía y segundos después me confirmó que ya estaba en camino.

Pasé toda la noche y parte del día, en una abarrotada celda, entre mujeres que solo me miraban con curiosidad. Ni siquiera había tenido oportunidad de cambiarme el uniforme del hospital y era claro que, como mínimo, perdería todo un día de clases y quizá también mi guardia además de que mi preocupación por Prince no me dejó descansar ni siquiera un minuto, hasta que cerca del mediodía un oficial llegó a sacarme, asegurándome que ya se había aclarado todo.

Al salir, me alegré de ver a Nick, a pesar de que discutía con la recepcionista porque habían tardado demasiado en sacarme de la celda.

—Gracias —balbuceé sin frenar mis ganas de abrazarlo—. Prometo que te pagaré en cuanto me sea posible. Pero me temo que justo ahora tendré que enfrentarme a mayores problemas .

—Nada fue culpa tuya —me aseguró—. Ni siquiera de Prince. Ya me encargué de todo.

Estaba más que agradecida y a la vez, avergonzada. Pero me aseguró que la abuela estaría bien y Prince estaba en su apartamento. Al menos eso me tranquilizó un poco.

Me contó que todo se había solucionado gracias a que la abuela había declarado que su nieto fue quien ocasionó todo, al pegarle a Prince.

Me llevó al lugar donde hasta ese día había sido mi hogar y después se marchó, porque debía asistir a una reunión de negocios. Además también había perdido clases.

Estando ahí, y bajo la supervisión de una persona, empaqué todas mis cosas, las subí al auto y me marché al hospital, dónde aproveché para asearme y comenzar a buscar una vivienda en la que aceptaran mascotas, pero todo lo que estaba disponible se salía completamente de mi presupuesto; otra vez estaba pasando por el mismo dilema.

Inocencia PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora