Parte 1

3K 272 16
                                    


No iba a mentir, le dolía recordar las últimas palabras llenas de rabia que le había dedicado el brujo.

¨Por qué siempre que me encuentro en una pila de mierda, estás tú, amontonándola¨

¨Si la vida pudiera darme una bendición, seria sacarte a ti de mi vida¨

Y por supuesto el bardo, seguía pensando que eso no era justo, el solo quería ayudar, consolarlo. Aun sabiendo el porqué de su dolor y enojo, debido al rechazo y pelea que había tenido con la bruja que amaba.

Jaskier se había enamorado del brujo malhumorado, y sin duda estaba consciente de lo que significaba, su corazón terminaría muy mal. Aunque sabía que debía alejarse de él, se negaba a hacerlo, estaba satisfecho con el hecho de poder estar a su lado, y vivir aventuras con él, así como crear nuevas baladas del gran lobo blanco. Pero todo cambio cuando llego Yennefer, verlos a los dos juntos le rompía el corazón. Deseando que Geralt le dedicara esa mirada llena de amor.

Pero eso jamás pasaría, y todo empeoro con la caza del dragón, solo termino con lo predestinado, un corazón roto y sin la compañía de su amado brujo.

Si bueno...Adiós Geralt

No regresaría a su hogar, por supuesto que no, pero tampoco tenía muchos ánimos de llevar la vida que tenía, antes de conocer a geralt, en realidad no tenía ánimos para tocar su laúd, y tampoco quería cantar las baladas que había compuesto sobre él.

Aun que fue un largo y muy cansado recorrido, pudo establecerse en un pequeño pueblo. Y estaba agradecido de poder lograrlo.

Puesto que había llegado casi al límite, con un claro cuadro de deshidratación, y cansancio, sin mencionar lo poco ingerido en comida. Lo auxilio la amable dueña de la primera posada que pudo divisar. La misma mujer le ofreció trabajo después de una larga platica, cuando despertó.

Actualmente son 10 meses y pudo establecerse en una pequeña cabaña, un poco alejada del pueblo, pero le gustaba, era muy pacifico.

Estaba muy satisfecho con la vida que estaba llevando, así como cerrando lentamente las cicatrices de su corazón. No era un hecho que dejaría de tocar el laúd para siempre, claro que no.

Solo necesitaba tiempo...

— Jaskier cariño, estas dos cervezas a la mesa uno —

— Oh...creo que ellos ya no deberían tomar más, no dejan de coquetearme y estoy consciente que los dos tienen esposas —

— Bueno cariño tienes un rostro hermoso, no me sorprende que quieran algo — Comento la mujer de unos 30 años, dedicándole una pequeña sonrisa divertida al bardo —

— Dios que dices Rene por Melite —

— Oye Jaskier, nuestras cervezas —Llamo un hombre de unos 43 años, quien sin duda se podía notar, estaba bajo el control del alcohol.

Solo otro borracho más dudando de su heterosexualidad cuando está bajo el exceso del alcohol. Si una noche como cualquier otra, había aprendido a lidiar con ese tipo de hombres, y trataba de seguirles la corriente de manera cuidadosa, después de todo no dejaban mala propina.

— Claro en un momento, las tengo a la mano Darry — Le dedico una pequeña sonrisa, dirigiéndose a la mesa de los dos borrachos patéticos.

La taberna se encontraba animada como cualquier otra noche, hombres bebiendo como costumbre, dejando que los bullicios rodearan la taberna, acompañada de la agradable música que un bardo tocaba. Aunque jaskier podía tocar, prefería no hacerlo, aun no se encontraba con los ánimos de poder hacerlo. La posada quedo en sumo silencio, cuando la puerta se abrió.

Dejando ver a una robusta figura, cubierta en una capa negra. Jaskier pudo sentir como su corazón dio un vuelco y su estómago se retorcía, al ver como el hombre se removía la capucha para mostrar esa cabellera blanca, y esos ojos ámbar de los cuales se había enamorado. En tan solo unos segundos se puso pálido y el miedo comenzaba a dominar su cuerpo.

Bien Jaskier, cálmate solo...ignorado, si no te ve no habrá problema...— Pensó el castaño, tratando de retomar la compostura, obligando a su cuerpo a no dejarse dominar por el miedo y calmar su corazón.

Por otra parte, el brujo ignorando los murmullos que iniciaron en el lugar, se encamino a la barra donde se encontraba rene. Como era costumbre, un rostro inexpresivo adornaba al brujo. Nunca le importo lo que opinaban los humanos de él, y mucho menos le prestaba atención a los murmullos o insultos.

— Una habitación —

— Claro que sí, ¿Vienes por el contrato? —

— Sí —

— Me alegro, hemos estado esperando a alguien, algo no deja de matar a los aldeanos, están seguros que es una Kikimora —

— Hmm...Lo averiguare —

— La mujer solo le dedico una pequeña sonrisa, ella no solía ser de las personas que se intimidara por un brujo, o debía tratarlo mal, al contrario, era una persona la cual ayudaba mucho con los monstruos y merecía respeto — Ultima puerta a la izquierda, alguien te acompañara. —

El bardo en sus adentros rogaba por no ser esa persona ¨dichosa¨ en acompañarlo. Termino decepcionado con su propia suerte, al escuchar a rene llamarlo.

Oh...pero que dicha la mía —Reprocho a lo bajo, dirigiéndose a paso no muy alegre, en donde se encontraba el brujo, quien al momento de escuchar su nombre, lo busco con la mirada —

— Jaskier cariño, lleva a nuestro huésped a su habitación, es la última puerta a la derecha. Señor brujo siga por favor a jaskier —

— Por aquí señor.... —Hablo a lo bajo el castaño, evitando la mirada tosca que el brujo le dedicaba. Estaba luchando por dominar sus nerviosa, y controlar su estómago inquieto por la sensación más incómoda.

Avanzando a pasos lentos, manteniendo su guardia en alto por si el hombre detrás suyo planeaba hacerle algo. Ya sea física o verbalmente no permitiría ser arremetido por él, o al menos no dar un poco de lucha.

Podía sentir su mirada pesada sobre él, y eso solo provocaba que su corazón latiera con tanta rapidez, creyendo que estaba nada de poder tener un pequeño infarto. El solo verlo, las últimas palabras hirientes que le dedico se repetían una y otra vez.

Los recuerdos de sus sollozos reprimidos, rogando por no ser escuchado, cuando él y la hechicera pasaban las noches en una tienda, derramando amor y pasión. Como su alma se rompía poco a poco al igual que su corazón, mientras los días pasaban. Siendo arremetido de forma verbal por el brujo cuando algo no salía bien, siendo visto como un humano torpe, el cual no encajaba con ellos.

No todo eso había quedado en el pasado, no planeaba revivir las cicatrices de su corazón, las cuales apenas estaban sanando.

— Es aquí...si necesitas algo puedes bajar y buscar a rene —Evitando a toda costa el poder observarlo, se habría paso en la puerta de la habitación, para dejar entrar al brujo, y comenzar a marcharse, lo más pronto posible.

Pero la mano del brujo tomando su muñeca lo detuvo, pero no se giró para poder cruzar miradas o ver su rostro.

— Jaskier —

Maldición o BendiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora