Parte 3

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Geralt se había quedado mudo, esa declaración lo había tomado por sorpresa, ante los ojos de Jaskier, solo podía observar un rechazo y no estaba preparado para eso, no que aún estaba sanando sus heridas.

—Escucha Gelart no tienes que decirme nada, solo no lo sé.....nos hemos disculpado, estamos bien, pero yo no puedo regresar a las aventuras, además me gusta la vida que tengo ahora—

Miente por supuesto no detestaba la vida que estaba llevando desde que dejó al brujo, después de todo había echo buenos amigos, y sobre René había ganado su corazón, por ser un ángel caído del cielo para el, por ofrecerle trabajo y ayudarlo desde que llegó a la aldea.
Pero no podía negar que le gustaba el camino que antes llevaba con Geralt, lleno de aventuras, peligros, siendo el brujo que ganó su corazón y quién le daba inspiración para componer música, el causante de que su corazón explotará con el simple echo de ver esos ojos ambar brillantes.

La propuesta lo hacía dudar claro que sí, pero su corazón le dictaba un, absoluto no por respuesta, y tenía toda la razón.
No estaba preparado para recibir algún ataque de enojo de Geralt de nuevo, y romper una vez más su corazón.

—Mientes—

—¿Cómo?—

—Ciertamente no desangradas esto, pero no es lo que deseas—

—¿Cómo puedes estar seguro de eso?—

—Por que cuando te conocí, eras un hombre que amaba la aventura, disfrutaba de historias interesantes y viajes al rededor del mundo, para componer baladas—

Detestaba que lo conociera tan bien, incluso mejor que el mismo, por desgracia no podía decir lo mismo, Geralt nunca se habría a el, jamás pudo otorgarle la confianza suficiente para poder escuchar lo que pensaba, lo que deseaba, ser  aún que sea un amigo para el.

—El jaskier que conoces tocaba el laúd, el  de ahora no ha tocado su laúd por meses, y eso quedó en el pasado—

—Jaskier yo...—

—Solo no hagamos esto más difícil, estamos bien—Trato de dedicarle una pequeña y forzada sonrisa al hombre de cabellera blanca, aún que por dentro su corazón dolía,  al igual que su alma—

La verdad no podía seguir mucho tiempo hay, en algún momento su voz comenzaría a quebrarse, sus ojos amenazaban con derramar las primeras lágrimas, estaba haciendo un gran esfuerzo por mantener una postura tranquila.
Sin esperar alguna respuesta del hombre, se giró para poder salir de la habitación.

Por desgracia su acción fue denegada, por una mano sosteniendo su muñeca una vez más, estaba vez con un poco más de fuerza.

En ese momento deseaba que la tierra lo tragara por completo.

—¡Demonios Geralt!, Sé que soy el menos indicado para decir esto, pero ¿por qué cuando deseo que mantengas tus manos alejadas de mi, no lo haces?—

—¿Por qué debería obedecer la petición, de alguien que no sabe respetarla tampoco?—

—Dije que soy el menos indicado, pero me atrevo a pedirlo, es necesario—

—¿Para quien?¿Para ti o para mí?—

—Para los dos—Contesto ya un poco molesto, tratando de forcejear, tratando de soltar su muñeca, algo que fue inútil—

—Para los dos, así que por favor Geralt suéltame—

El hombre de cabellos blancos nego con tranquilidad, observando al bardo, quien estaba a segundo de romperse, podía oler el rechazo, y el dolor que energía de el, y eso le dolía.

Maldición o BendiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora