The Storm

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Murdoc me jalaba del brazo mientras yo miraba perplejo hacia él, sin saber muy bien lo que pasaba. 

-¿Pero qué haces?- le pregunté sin dejar de avanzar entre la multitud de la sala.

-Cierra la puta boca- escupió sin siquiera desviar su vista hacia mi.

Seguimos avanzando un poco más hasta que llegamos a un lugar algo apartado; repentinamente me tiró con sus dos manos del cuello de mi camisa y me lanzó contra la pared, acorralándome.

-¿Se puede saber qué mierda hacías?-vociferó aproximando su rostro hacia mi.

Se le veía muy enfadado. Notaba su respiración entrecortada y su mirada seria fija en mi, sin ni siquiera pestañear. Yo empecé a ponerme nervioso, estaba mareado y el tenerlo tan cerca no ayudaba en absoluto, lo que hizo que mi mirada se posara en sus labios, esos labios que tanto deseaba saborear. 

-¿Me quieres contestar de una puta vez?- gritó zarandeándome de los hombros.

-No se de que me hablas- dije trastrabillándome con las palabras.

-Sabes perfectamente de que te hablo faceache, no te hagas el tonto.

¿Acaso se refería a la chica con la que estaba bailando hace un momento? Me quedé un tanto perplejo al pensar que Murdoc pudiera estar celoso. 

-Simplemente estaba bailando y bebiendo, al igual que todos- le contesté con una sonrisa de medio lado.

-¿Solo bailando?- espetó con dureza-. He visto como tenías pegada a esa zorra a tu cuello. 

-¿Y a ti que más te da lo que haga o deje de hacer?- le pregunté arqueando una ceja. 

-Eres el frontman de mi banda, y tienes que dar una imagen. Joder, podrían haberte echado perfectamente alguna foto y salir mañana en las noticias-.

-¿Y que más da?- dije elevando mi tono de voz.- Tú también estabas hace un momento con varias chicas, ¿acaso es eso distinto?

- Por supuesto que sí- dijo con una malvada sonrisa en su rostro-. Yo soy Murdoc Niccals, y puedo hacer lo que quiera y con quien quiera.

Tras decir eso, lo empujé hacia un lado e intenté zafarme de él. 

-Me da igual lo que digas- le respondí al escapar de su agarre-. Me lo estaba pasando muy bien con ella, y la verdad, tengo muchas ganas de jugar.

Le eché una mirada retadora y esbocé una amplia sonrisa. Él no dejaba de mirarme atónito. 

-¿Con qué tienes ganas de jugar?- pronunció volviendo a cogerme del brazo-. Yo puedo hacer que te diviertas como nunca. 

Empezaba a arrepentirme de mis palabras, el alcohol había hecho que escupiera aquello sin pensar. Murdoc no paraba de mirarme de forma penetrante, y me había vuelto a acorralar contra la dura pared. 

-Estás borracho Murdoc- dije sin parar de mirar sus labios-, no sabes lo que estás diciendo.

-¿Ah no?, ¿acaso no prefieres jugar conmigo que con esa fulana?

Al decirme esto, acercó aun más todo su cuerpo hacia el mió, rozándonos. Con su mano derecha me acarició el rostro, tocando levemente mi labio inferior con su dedo. Ante tal acto, se me escapó un gemido, el cual no pasó desapercibido para Murdoc.

-¡Por Satán!- dijo riéndose- Sabía que lo estabas deseando. 

De repente metió su mano debajo de mi camisa y empezó a acariciarme, mientras lamía mi cuello con su bífida lengua. No pude evitar tener un espasmo en mi columna, lo que provocó que me arqueara hacia adelante, dejando un mejor acceso a mi cuello. Este lo aprovechó para darme un mordisco, haciendo que clavara mis uñas en su espalda a causa del dolor.

Sex Murder Party // StudocDonde viven las historias. Descúbrelo ahora