14° Perdición

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Miro mi celular, tengo un mensaje de Andrea.

—Me arrepiento de dejarte solo y lastimado, quiero arreglar las cosas – leo en mi celular.

Despierto y veo sí es real, pero no lo es...

—¿Por qué me trata así mí propia cabeza? – pensaba llorando.

Solo fue uno más de esos sueños que me atormentan. Mis ojos lagrimosos le dan la bienvenida a un nuevo día, otro día sin Andrea, otro día de mierda.

Han pasado pocos días y siento que son eternos, se que no le importo, se que no le preocupo como ella me preocuparía a mí.

—¿Por qué una decisión tan estúpida de "no querer nada con nadie" tendría que alejar a alguien que realmente le importas, que haría lo que fuera por hacerte feliz y quererte como nadie lo ha hecho? – pensaba.

El amor es cruel, la gente no sabe apreciar lo que tiene en frente, nos hacemos viejos y creemos no avanzar nunca. "¿Por qué no intentarlo?". Esa es la gran pregunta que solo seguíamos cuando nos interesa.

Ya pensaba todo lo malo, todas las razones porque no quería estar conmigo.

—Se aburrio porque la quería demasiado.

—Jamás le encanté.

—Esperaba algo mejor cuando nos conocimos.

—Era demasiado pervertido que la aburrí.

—Solo jugó conmigo.

—El libro tenia demasiado perfume y odiaba el olor.

Pensaba todo eso y mucho más, mí cabeza era un laberinto de emociones donde el dominante era la tristeza y la desolación.

Yo, Vince, una persona "madura" soy un estúpido que solo cree ser fuerte, pero cada vez que puedo me hago daño.

Cuando podía me dirigía a una distancia prudente de donde trabajaba, esperando a que saliera, con un cigarrillo entre mis labios, si se acaba prendía otro hasta verla. Desde lejos veía como con un cigarro caminaba a su casa y yo ahí, con el alma quebrada imaginando tantas cosas.

—No me voy a acercar, no me voy a acercar – decía cada vez que la veía.

No me considero un psicópata ni acosador, solo quería verla, me daba esa felicidad culposa, donde lloras por algo que no existe.

Andrea iba con alguien, supongo que era su compañero de trabajo o la persona por la que me cambio, en ese momento ya ni siquiera pensaba, solo la veía y me imaginaba a su lado, hasta que se perdía a lo lejos.

Volvía al parqué donde nos encontramos, ya casi sin luz del día, prendía otro cigarrillo, miraba hacia los árboles y cerraba los ojos mientras caían las jodidas lagrimas por mí cara.

Recordaba la historia que me contaba de cuando era niña y calló de un árbol junto a su sobrina pequeña, ella cayó, se golpeo la cabeza y se desmayó. Un árbol de ese lugar era similar al de su historia, estaba muriendo con mis pensamientos, mientras me hacía mierda los pulmones de tanto tabaco.

El Mismo Demonio Con Carita De AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora