la noche llegaba y la puerta de la disco estaba más que abierta, dándole la bienvenida a toda clase de bailarines expertos y a otros... no tanto. dazai osamu y kunikida doppo no eran la excepción.
''ahora, kunikida sentía la garganta peligrosamente...
¡buenas! no sé si escucharon when we disco, el dueto entre jyp y sunmi. recomiendo muchísimo escuchar esa canción para ambientarse un poquito, ya que me inspiré mucho en ella y en su vídeo musical. también, dejo una playlist chiquitita de la música que anda sonando en la disco a la que estos cuatro chicos fueron a divertirse.
—you should be dancing, beegees.
—dancing queen, abba.
—stayin alive, beegees.
—september, earth, wind & fire.
—y.m.c.a, village people.
¡disfruten la lectura! pero como última advertencia, bungou stray dogs ni sus personajes me pertenecer. bungou stray dogs es una serie de manga escrita por kafka asagiri e ilustrada por sango harukawa.
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los flashes de luz bañaron sus cabellos, y kunikida se encontró hipnotizado por aquella visión. el castaño frente a él bailaba como si fuera el dueño de la pista y de hecho, parecía serlo de verdad. moviéndose con una soltura casi maravillosa, la música disco sonaba única y especialmente para él.
— ¡por favor, kunikida-san!
atsushi rogó como pocas veces, y el rubio estaba a punto de perder la cabeza cuando su novio se unió a él, como una especie de pareja maligna. ¡detestaba a los adolescentes hormonales! intentaba guardar la compostura y ser un gran ejemplo para ellos (sobre todo porque también había sido uno alguna vez), pero ahora sólo quería golpearlos.
—nos emborracharemos y fumaremos si no estás ahí con nosotros.
chuuya abrazó a atsushi por los hombros, y kunikida sintió un ligero temblor en el ojo izquierdo cuando una sonrisita se dibujó en sus labios, como si estuviera seguro de que aquella pobre táctica realmente estaba funcionando en él. además, ¿qué era aquella expresión de delincuente...?
bee gees debía haber escrito "you should be dancing" para aquel castaño, porque dominaba los pasos de baile de tal manera que kunikida se sentía intimidado de solo verlo bailar, incluso si ese tipo de actividad nunca había significado demasiado para él. después de todo, al final siempre había sido alguien más bien de libros viejos y notas descoloridas.
ahora, kunikida sentía la garganta peligrosamente seca, porque el traje azul que vestía el castaño se ceñía maravillosamente contra su cuerpo, mientras que su piel morena era teñida por los colores de la pista. sudaba, pero sonreía de una manera preciosa con un guiño extra ocasional, y de vez en cuando se humedecía los labios con la lengua. era probablemente el hombre más hermoso que kunikida había visto nunca, y no sabía muy bien qué hacer con aquel nuevo descubrimiento, sobretodo porque no parecía ser el único encantado con su presencia: mucha gente le estaba mirando. mujeres y hombres como él, con una aparente resequedad en la garganta y las manos temblorosas producto de aquellos ajustados pantalones azules.
