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Charles empezó a tomar color cuando el tren se detuvo en la estación del pueblo Hogsmeade algo que a todos los que estábamos en el compartimiento nos alivió, eso incluyó a la prefecta de Gryffindor.

Cuando el tren paró, nos dio el suficiente tiempo para cambiarnos por nuestras túnicas, pero no el suficiente para caminar con calma hacia nuestros compañeros.

Apenas salimos se escuchó la voz de un hombre gritando "los de primer año, vengan conmigo y por favor cuidado al subir los botes "

Sin darme cuenta a tiempo, perdí de vista a Ian, Bill y tontamente también a Charlie por salir corriendo hacia el lago para evitar que nos dejaran a ambos sin un bote. Solo me concentré y gritarle al hombre que por favor nos esperaran.

Llegue al último bote y me preparé para subir, estaba tan emocionada por ver más de cerca el imponente castillo al otro lado del lago.

—Charlie ¡mira el castillo! Creí que era mucho más pequeño— fue en ese momento en el que vi atrás de mi, a un lado y al otro, pero no vi la pelirroja cabellera del chico Weasley quien suponía que estaba atrás de mi, grande fue el susto cuando me encontré a una chica pelinegra en su lugar —¡Por merlín, Charles!— saqué la pierna que ya estaba dentro del bote y empujé desesperada a la pobre pelinegra para ir con el Hombre Grande que nos escoltaba.

—Disculpe ¿podría esperar un momento más? No veo al chico que venía conmigo, voy a buscarlo y vuelvo, si no le molesta claro— le rogué al tipo quien se rió de mi cara de pánico.

—¡No te preocupes por eso! Yo te acompaño, ha de ser difícil ver entre tanta oscuridad, pero no hay que tardar mucho porque la ceremonia está por comenzar— dijo el hombre grande con voz potente y firme pero amable y simpática. Me acompañó con una lámpara de aceite en manos para alumbrar el sendero.

—¡Charlie!— grité pensando que se había desmayado en el camino y preocupada de no cumplir con las órdenes de la señora Weasley.

No caminamos mucho cuando vimos al de los rizos rojos trotando hacia nosotros, cosa que fui yo la que fue a toparlo para pedirle disculpas y ayudarle a caminar, aún seguía mareado y eso me hacía sentir peor.

—Perdón Charlie, no era mi intención dejarte solo, es que el bote ya se iba y me preocupé, sé que no es excusa y que estas enfermo y yo...— me interrumpió el chico jadeante mientras entrábamos al último bote con los demás chicos.

—Tranquila que ya estoy mejor, yo no debo de ser tu responsabilidad, además que era necesario alcanzar el bote, de hecho gracias por eso.— contestó ya más relajado.

Yo no tenía contradicción con todo lo que dijo, pero él no sabía que su mamá me mataría si no lo cuidaba. Primero fui yo la que le ofreció las grageas, lo cual lo enfermó en gran parte del viaje y después lo abandoné a su suerte apenas salir del tren. Tenía que hacer algo para que el chico no le dijera nada a su madre, no quería que Molly pensara en lo irresponsable que era y me tachara de mala influencia, si algo sabía bien, era que no había que hacer enfadar a la señora Weasley, tanto así que mi hermano la respetaba más a ella que a nuestra propia madre.

—¡Ja! Se me hacen conocidos ¡no me digan! Weasley y Spellman, este año será interesante, tener a dos Weasley y a dos Spellman en el mismo lugar será sin duda igual que tener un grupo grande de duendecillos de Cornualles, sobre todo por los Spellman ¡Bueno, adentro niños!— el hombre se rió con entusiasmo mientras nosotros entrábamos al bote y este se empezó a mover por su cuenta.

Sus palabras me hicieron pensar ¿qué hicieron esos dos en los años anteriores? No soy como mi hermano, pero el hecho de que ya de entrada trajera conmigo criaturas mágicas y traviesas cuando sabía que no se podía me hacía creer que el hombre tenía toda la razón, este año el colegio no estaría tranquilo.

Libre |Charlie Weasley|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora