Capítulo III

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Baekhyun se encontraba tratando de procesar los acontecimientos de minutos antes, mientras se disponía a esperar el autobús junto a Kyungsoo, cuando un auto se detuvo frente a ambos

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Baekhyun se encontraba tratando de procesar los acontecimientos de minutos antes, mientras se disponía a esperar el autobús junto a Kyungsoo, cuando un auto se detuvo frente a ambos. Su rostro se pintó de horror. Sabía que el dueño del vehículo no era otro, sino su hermano mayor, Baekbeom.

El único ser que tenía las agallas para atreverse a salir orgullosamente por las calles de Seúl conduciendo algo tan espantoso.

Ambos amigos abordaron, sin muchas ganas, tras el insistente sonido de la bocina. Se acomodaron en el asiento trasero, esperando que los tres sujetos de antes no tomaran nota de la matrícula. Baekhyun además se preguntaba por qué debía ver Rilakkumas incluso en su camino a casa. Desde el tapiz, hasta el espejo retrovisor, tenían esa carita de oso.

—Baekhyun, hablé con papá hace unas horas —animó Baekbeom, mientras sintonizaba la radio girando la nariz de Rilakkuma —. Lo convencí de dejarte cambiar de puesto. Primero dijo que podías ser el que asea los baños, pero gracias a mi gran persuasión accedió a que trabajes como vendedor.

Los ojitos de Baekhyun chisporroteaban un brillo deslumbrante, esperanzado de poder dejar atrás la dura vida de botarga. Sentía admiración por quienes se dedicaban a eso de tiempo completo. Eran disfraces pesados y asfixiantes; el suyo además tenía la particularidad de atraer hombres extraños.

Ya que aquel tipo no mostraba ningún interés en él, suponía que no tendría que lidiar más con tal situación, sin traje no había problemas. Definitivamente era una gran noticia.

—Pero... —interrumpió el mayor — Resulta que las contrataciones fueron un éxito rotundo, y solo quedan dos vacantes. Para las peores áreas...

Las ilusiones de Baekhyun se desinflaron rápidamente ¿Acaso debía ir a la temida zona de la tercera edad? ¿Tendría que soportar ancianas molestas gritándole porque no hizo una reverencia de noventa grados, sino una de ochenta y cinco para saludarlas? No de nuevo, gracias. Prefería directamente entregarse de manos y pies atados a los brazos del acosador de Rilakkuma Palace.

—La primera alternativa es el área infantil —prosiguió Baekbeom.

Baekhyun se apresuró a negar. Le gustaban los niños, pero no tenía la habilidad para controlar a tantos al mismo tiempo, mucho menos después de que casi lo enviaban al más allá una semana antes.

—Si no es con los niños, entonces puedes quedarte con los pervertidos del área para adultos.

—¿Sabías que siempre quise ser educador en un jardín de infantes? —inventó velozmente. La sola idea de trabajar donde acudían los hombrecillos más extraños de la ciudad le causaba escalofríos.

¿Quién se excitaba con un dibujo de oso? Aparentemente la suficiente gente como para que la tienda tuviera un sector especializado en juguetes sexuales con estampado de Rilakkuma.

Baekbeom sonrió, tomando nota en su teléfono móvil para enviar un mensaje de texto al encargado de recursos humanos de la tienda, ordenando el ascenso de Baekhyun, que pasaba de oso a niñero. Kyungsoo rio tan bajito como pudo; aun así, Baekhyun lo notó, pero no podía culparlo. En su lugar, él también se burlaría del pobre desgraciado que tuviera que pasar por su misma situación.

Relax Kuma | ChanBaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora