Dos corazones rotos. ¿Pueden dos mitades rotas complemetarse entre sí?
Esta es la historia de dos chicos que intentan sobrevivir a morir en el intento.
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Ha-neul:
Salgo rápidamente de mi casa, aprovechando la brisa, me quedo parado unos segundos antes de entrar al carro, dejando que el viento me dé en la cara. Entro al auto de de mi madre, esperando a mi hermana menor. Recientemente me habían dado mi licencia de conducir. Mi madre se emocionó tanto que llamó a casi toda mi familia. En mi familia sólo somos mi hermana, mi padre, yo y mi hermana menor, Park Jojo. Mi padre es de Noruega y mi madre es coreana.
—빨리 나가!—les grito para que se apuren—.
—Tranquilízate, no llegaremos tarde—responde mi hermana saliendo de la casa.
Vivimos en una barrio del clase media, así que nos conocemos entre todos. Después de despedirnos de mi madre, salimos en dirección a la escuela. Ojalá no me encuentre con Bill, era mi mejor amigo desde que teníamos 4 años, pero un día cambió por sus amistades que tenía y me empezó a hacer bullanguera. Realmente, nunca me ha afectado demasiado, pero ahora, se están yendo a los golpes. Tratando de no caer en un ataque de pánico salgo del auto. Soy nuevo en esta escuela, ya que, en la anterior no me iba bien y no me sentía cómodo.
—Trata de no meterte en problemas— dice mi hermana.
—Trata de cerrar el pico—le espeto entre dientes.
Entro a la escuela dirigiéndome al corredor, donde se encuentra el gimnasio. De la nada, siento cómo me jalan del brazo y siento un puñetazo en el estómago.
—¿Nos extrañaste?—pregunta Bill.
Nuestras madres han sido siempre mejores amigas, así que mi madre aprovechando, me metió a la misma escuela que Bill, para mi suerte. Nunca he podido defenderme me llegan a llamar marica y me siento de lo peor. He intentado decirle a mis padres que necesito ayuda, pero solo me habían contestado con un "no seas cobarde,afronta tus problemas". Obviamente nunca me iban a creer que Bill me hacía daño.
—¡Para!—grito.
Por el rabillo de mi ojo, veo a una chica parada en su lugar cómo una estatua. Intento pedirle ayuda con los ojos, pero no me mira. Bill y su amigo se dan cuenta de su presencia y se van corriendo.
—Lo-lo siento—digo en un susurro y salgo corriendo de la escena.
Voy corriendo hasta el baño y me encierro en el cubículo con llave. Intento que mis sollozos no se escuchen. Pero no puedo. Estoy cansado de todo esto, ojalá algún día pueda vivir en paz. ¡Sólo es el primer día! Me dice una voz de mi mente que siempre que angustia más. Después de estar llorando media hora en el baño y lavarme la cara, me dirijo a mi primera clase.
Nunca me ha gustado sentarme adelante, así que escojo él último lugar en el fondo. Pasan todos los alumnos, sentándose en todos las mesa excepto la mía.
—Buenos días—dice el profesor, intentando sonar lo más serio posible.
—Buenos días—dicen algunos adelante.
Pasan algunos y minutos y entra un chico alto con cabello negro.
—Perdone profesor por la tardanza—dice el chico con tono burlesco.
—Ya es el primer día y ya llega tarde, señor Shutterschok—dice el profesor de inglés con mala cara—.
Veo que el chico busca con la mirada algún asiento para sentarse. Empieza a acercarse a mi lugar, y me empieza a disparar los nervios.
—¿Está ocupado?— pregunta.
—No.—respondo, intentando soñar agradable—.
—Bueno, entonces soy Niko y este será mi asiento todo el resto del año, espero que podamos ser amigos—.
Le respondo con una sonrisa de oreja a oreja.
—Y... ¿Cómo te llamas?—pregunta.
— Ha-neul—respondo.
—Oh, que lindo nombre.—responde sonando burlón—.
Después de eso, no hablamos casi nada. Al final de la clase, salgo rápidamente de la aula. En el comedor ya están todo el mundo, intento calmarme con todo el bullicio que escucho. Siento cómo una mano se posa en mi hombro. Me doy la vuelta y cabo en cuenta de que es Niko.
—Ya que eres nuevo...¿te gustaría sentarte con nosotros?—pregunta—. Atrás veo que está la chica con la que vi cuando Bill me estaba pegando.
Es rubia, más bien es hermosa. Siento un hormigueo por todo el estómago. Solo es nuestro primer encuentro... más bien el segundo. Saneándome de mis pensamientos respondo con firmeza;
—Claro—.
—¡Bien!—responde la otra chica—. Por cierto soy Jordan—.
