El viaje que cambio mi vida

Volcán Lanín

Al día siguiente, con los primeros rayos del sol y con vista hacia las peinetas despertamos temprano para seguir con nuestra ruta, al rededor de nosotros habían muchas vacas y caballos, lo que me causo mucha gracia. Desayunamos mate con galletas y empacamos todo, ahí cerca de donde estábamos, había un riachuelo el cual nos ayudo para abastecernos de agua y poder lavarnos. Tomamos nuestras cosas y caminamos haciendo dedo al primer vehículo que se aproximara. El transito vehicular era escaso lo cual nos tomo un tiempo que nos llevaran, hasta que un pequeño automóvil nos llevó, era una señora de edad con su hijo, ella un poco asustada, se le notaba en el rostro, nos cuenta que era primera vez que lleva a alguien extraño en su vehículo y que nos llevaba por el poco trafico que había en el lugar. La señora nos aproxima hasta Carén un pequeño pueblito antes de Puesco, agradecidos nuevamente de la persona que nos traslada seguimos caminando con nuestras mochilas cargadas en la espalda, hasta que nos recoge una camioneta y nos señala que subamos en la parte trasera.

Mi cara de felicidad en ese momento nadie me la quitaba , asombrado de todo lo que estaba viviendo y mirando a lo lejos se veían las peinetas, una montaña rocosa y puntiaguda que estaba cubierta de nieve, disfrutando del trayecto con la brisa del viento helado y el aire fresco que se respiraba en el lugar y ya casi llegando al sendero para el volcán Lanín, la camioneta se detiene en un mirador hacia el lago Quilleihue y nos deja ahí para seguir con su camino que lo mas probable era cruzar hacia Argentina. Nosotros por otro lado caminamos un par de metros para llegar al comienzo del sendero.

Comenzamos a subir hacia los pies del volcán Lanín con un día nublado y un sendero de mucha nieve, araucarias, vegetación, sonido de animales y el rio, yo extasiado de todo lo que me rodeaba aun no creía lo que vivía en ese momento. Caminando por mas de 4 horas y haciendo paradas para conversar y fumar mota, vemos a lo lejos una caseta, que probablemente era de CONAF o algún guarda parques y si nos ven con mochilas talvez nos darían problemas para quedarnos, pero nosotros sin darle mucha importancia seguimos con nuestro camino y sin problemas hasta llegar a un lugar cómodo e instalar nuestra carpa frente al imponente Volcán Lanín.