¡! 7mo año
no voldemort
no mortífagos
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La voz del profesor sonaba lejana, no podía concentrarse en las instrucciones que este estaba dando para la poción que debería preparar.
Su mano apreta con fuerza la pluma que usaba para escribir los apuntes que necesita. Por Merlín, no podía captar nada. No con aquellas molestas risas sonoras de los Gryffindor.
Le enojaba, quizás mucho, el como Potter reía con la muchacha Granger.
Inspira unos segundos buscando tranquilizar aquella molestia que sentía. Carraspea por lo bajo antes de llamar la atención del que es su padrino.
— Profesor Snape, ¿podría repetir lo último? —pide mirando a su padrino—
El hombre ni siquiera le mira, pero asiente. Vuelve a repetir las últimas instrucciones y la manera de revolver la poción.
Comenzó a anotar lo que pudo, porque nuevamente sonoras risas del castaño.
— ¡Puedes callarte de una vez Potter!
Los demás del salón rodaron los ojos, esperando una nueva discusión de ambos.
Mientras que su padrino decidió salir del salón, agradeciendo infinitamente el timbre que indicaba el final de su clase, estaba harto de las peleas de aquellos dos, cada vez más absurdas.
— ¿Por que ahora me llamas Potter?
El rubio quedó boquiabierto parpadeando un par de veces. No entendía a que se refería, o en verdad quería fingir el no saber.
Su compañera de casa, aquella pelinegra, le codeo en un par de ocasiones alzando las cejas. Quería saber a qué se refería
— No entiendo de que hablas estupido cara rajada.
Suelta de manera apresura, sin notar que ha tartamudeado.
— Es que anoche me has llamado H-
El rubio se levantó de su lugar alterado, no podía pensar bien. Tomó a Potter del brazo, guiandole fuera del salón
Este último escondía una sonrisa, pues le encanta ver las mejillas del pálido chico sonrojadas.
Una vez que se encuentran solos el rubio detiene su marcha, soltando el brazo del chico.
— ¿Que te ocurre? —pregunta el Gryffindor—
— ¿Que estabas a punto de decir? Eres tan idiota como un trol.
— Estás sonrojado Draco, ¿es que acaso te avergüenza que se enteren que a solas me llamas Harry?
— Te detesto.
Murmuró el rubio abrazando al castaño, hundiendo su cabeza en el hombro del contrario.
— Te amo.
— Ugh, que cursi.
— Lo que digas Draco. Ahora, ¿por qué me has gritado en clases?
— Pues... No podía concentrarme, hablabas demasiado.
Harry alzó una ceja cuestionando aquello. Si hubiese hablado mucho o demasiado fuerte Snape le hubiese quitado unos cuantos puntos a su casa.
— ¿Seguro?
— Bien, quizás estaba un poco celoso —murmura avergonzado—.
— ¿Solo un poco?
— Ni te creas la gran cosa, Potter. Ahora... —dejo sus palabras en suspenso mientras dirigía sus labios al cuello del contrario, succionando con el fin de dejar una marca— ¿Que tal si nos escabullimos en los dormitorios de Slytherin?
