Capítulo II

900 85 75
                                    

MADRID. CALLE HUERTAS (BARRIO DE LAS LETRAS) 12 de Marzo de 2048. 15: 35 p.m

Bella.

Estábamos todos sentados alrededor de la mesa. No sabía cómo pero mis amigas habían conseguido hacer que me sentara justo en frente de Diego, siendo así los dos quiénes presidíamos la mesa.

-¿Vais a salir esta noche? –Escuché a mi tía Sam preguntar por encima del escándalo de todas las voces.

-Queríamos ir a la sala Cats, que la han reformado y ha reabierto. –Informó Carolina. –Nos la han recomendado unos chicos de la facultad, que además son relaciones públicas de allí.

-¿Qué chicos? –Y ahí estaba la pregunta de mi padre.

-Jorge y sus amigos, papá. Van conmigo y con Carolina a clase. –Respondí rodando los ojos.

-¿Tú les conoces? –Hugo miró a Diego buscando una respuesta por su parte.

-¿Por qué va a tener que conocerlos el primo? –Mi tono al decir la palabra primo fue bastante cortante.

-Porque va contigo a la universidad. –Mi padre me miraba fijamente.

-¿Y? La Complutense es lo suficientemente grande como para conocernos todos. –Empezaba a hartarme de que mi padre me interrogara cada vez que mencionaba a algún chico.

-¿Es Jorge Escorial? –Cerré los ojos al ver que Diego sí lo conocía.

-Sí, ese mismo. –En esta ocasión fue Valentina la que habló. Le miré seria y ella se encogió de hombros. –Es un chico majísimo y sus amigos también son bastante agradables.

-Son agradables con vosotras porque quieren meteros la lengua hasta la campanilla. –Mis ojos se abrieron como platos ante las palabras de Diego. –Bueno si es que no lo han hecho ya, que el otro día os vi muy juntitos en el césped de la facultad. –Una sonrisa victoriosa se dibujó en su rostro.

-Mi niña, ¿tienes novio? –Sam y Mai fueron las primeras en preguntar.

-No, ni tengo, ni quiero. –Respondí seria y sin dejar de mirar, fijamente, a mi supuesto primo.

-Oh bueno entonces eres un alma libre como lo éramos nosotras en la universidad. –El comentario de mi tía Sam provocó la carcajada de todos menos de mi padre.

-No lo estás arreglando. –Contestó Hugo mirando a Samantha.

-Deja de comportarte como un imbécil. –El tono de voz de mi madre fue serio, y su rostro tampoco mostraba diversión. –La niña tiene 20 años, empieza a asumir que tendrá novio, novia o lo que ella quiera.

El silencio se hizo en la mesa.

-Tened cuidado esta noche, solo os pido eso. –Mi padre nos miró a las cuatro y siguió comiendo.

Nadie volvió a mencionar el tema, y enseguida nos pusimos a hablar del viaje que habían hecho Flavio y Samantha a Nueva York.

***

Empecé a recoger la mesa cuando ya todos habíamos terminado de comer. Estaba saliendo del comedor cuando vi a Diego en el pasillo.

-Eres un gilipollas. –Susurré para que no me escucharan los demás.

-Siempre me dices lo mismo, tienes que innovar un poco, primita. –Mis nudillos apretaron con fuerza los platos que llevaba en la mano.

-¿Me espías en la universidad o qué? –Alcé mi barbilla sin despegar mi mirada de la suya.

-Ya quisieras tener un mínimo de mi atención. –Se acercó a mí, lo que me forzó a levantar más la cabeza para poder seguir mirándolo.

-Eras tú el que sabía con quién estaba el otro día, yo de ti no sé absolutamente nada, así que a ver quién presta atención a quién, primito. –Usé el mismo apelativo que él.

-No eres precisamente discreta, si quieres intimidad, no uses lugares públicos para comerte la boca. –Sus ojos viajaron a mis labios durante un instante.

-El morbo de los sitios públicos es mucho mejor. –Humedecí mis labios.

-No tienes ni idea de lo qué es el morbo. –Sentí su mano en mi cintura y mi corazón empezó a latir desbocado.

-¿Qué haces? –Hice acopio de todas mis fuerzas para que mi voz no temblase.

No respondió, empujó levemente mi cuerpo hasta que éste chocó con la pared. Su mano subió por mi cuerpo, hasta llegar a mi cuello. Mentalmente agradecía tener los platos en las manos, porque eso impedía que su cuerpo se juntara por completo con el mío. Los labios de ambos estaban entreabiertos, las respiraciones de ambos eran aceleradas.

Su mano rodeó mi cuello, y acarició mi labio inferior con su pulgar.

-Esto es morbo. Saber que me odias, que no me soportas, pero que ahora mismo estás tan cachonda que dejarías que te besara, y te daría igual tu padre, tu madre y tus tíos. Pero sobre todo, te daría igual que seamos primos. –Se separó de mí con una sonrisa triunfante en el rostro.

Todos mis deseos se vieron sustituidos por una ferviente ira. Lo siguiente que se escuchó fue un plato romper contra el suelo, demasiado cerca de donde se encontraba Diego.

-Te odio, que te jodan, no vuelvas a hablarme en tu puta vida. –Corrí hacia la cocina.

-¡Estás loca! –Gritó desde el pasillo.

-¡Gilipollas! –No me dio tiempo a decir nada más, porque enseguida entró mi madre por el pasillo corriendo.

-¿Qué os pasa?, ¿Qué tenéis? ¿5 años? –Preguntó mientras cogía la escoba y el recogedor de detrás de la puerta de la cocina.

-No quiero hablar. –Dejé los platos sobre la encimera, y salí de la cocina.

No llevaba ni cinco minutos encerrada en mi habitación cuando la puerta se abrió.

-¿Qué ha pasado? –Fue Carolina la que habló después de que las tres se tumbaran conmigo en la cama.

-Hemos discutido, como siempre, nada nuevo. –Respondí sin mirarlas.

-No nada nuevo no, porque él ha llegado al salón más rojo que un guiri al sol en las playas de Cádiz, así que ya nos estás contando todo. –Paola se incorporó.

Respiré hondo intentando relajarme, ya que las lágrimas amenazaban por salir.

-¿Nos lo vas a decir ya o tenemos que traerlo de los huevos para que nos lo cuente él? –Preguntó Carolina mientras Valentina se acercaba a mí para abrazarme.

-Me lo he cruzado al salir del comedor, él venía del baño, nos hemos retado y no sé cómo ni de qué forma, he terminado acorralada entre su cuerpo y la pared, pensaba que iba a besarme, pero solo me ha puesto cachonda y luego se ha reído de ello. Mi respuesta ha sido tirarle un plato a la cabeza, por desgracia no le he dado.

Las tres me miraban sorprendidas, ninguna decía nada.

-Yo tampoco me lo esperaba, la verdad. Pero es que cuando ha llegado por la mañana también me ha dicho una cosa que me ha dejado bastante descolocada... Cuando le he dicho que como volviera a llamarme primita, no sabía lo qué le haría, él me ha dicho: "a mí se me ocurren un par de cosas que podíamos hacer." –Las caras de mis amigas no cambiaron, al contrario, seguían igual o más asombradas que antes.

-Está ligando contigo. –Las palabras de Valentina causaron el asentimiento con la cabeza de mis otras dos amigas.

-¿Estáis tontas o qué? Se ha debido de enterar de lo de que me molaba de pequeña o algo, y está dispuesto a joderme, toda la vida ha sido así. –Razoné.

-Bueno puede que sea eso, o que realmente esté ligando contigo, sea lo que sea, tú vas a hacernos caso. –Carolina se cruzó de brazos mirándome sonriente. –Le vas a zorrear, le vas a poner a mil, y le vas a hacer lo mismo que te ha hecho él. Esta noche vas a demostrar quién es de los dos, la que manda.

***

Holaaaa!! Aquí tenéis el segundo capítulo preciosxs, ojalá os guste!! Muchísimas gracias por el recibimiento que le habéis dado al primer capítulo!! Sois lxs mejores!!

Nos leemos.

Una payasa más adicta al limón y a la sal.

¿Apostamos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora