XV: Invitados causando conmoción

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—¡¿Te volviste loco?! Angelo... ¿Sabes lo que acabas de decir?

—Balar tiene razón, Angelo, lo que has dicho no es algo para tomar a la ligera, piensa y recapacita lo que acabas de decir —Mishira, Balar y todos en la sala estaban tanto confundidos como molestos. Qué un Dios quiera convertirse en el rey del Inframundo...

—Se que suena loco, pero lo digo en serio... Si algo aprendí de los seres lo ese cambio, sea pequeño o sea grande. Es hora de que el reino de los cielos sufra un cambio, un cambio que beneficie ambos bandos. Ya lo pensé claramente, no voy a retroceder a lo que dije.

Angelo estaba decidido, definitivamente no daría marcha atrás. La mirada que imponía el muchacho tras sus palabras sin duda reflejaba seriedad y ambición. En sí, Angelo tiene razón, ambos bandos quedarían satisfechos ya que saben que un Dios estaría gobernando ese horrible y espeluznante lugar. Esa era la impresión que tenían todos los seres divinos sobre el Inframundo, un lugar de tortura, un lugar donde ni la más típica flor puede posar sus raíces.

Sobre la impresión que tenían de sus habitantes... Bueno, seres horripilantes, mal olientes, sin mente y sobre todo malignos capaz de destruir una ciudad sin resentimiento alguno. Sin duda es una locura creer que alguien sería capaz de soportar tales pecados y sobre todo gobernarlos... Pero a pesar de saber todo eso, Angelo aún seguía firme a su palabra. Después de durar unos segundos en silencio, todos soltaron un suspiro. Ya no había forma de hacerlo cambiar de opinión y todos lo sabían, solo había que apoyarlo.

—Bien, has lo que creas conveniente para la seguridad y el futuro de este mundo —dijo, Darell, quien dió el apoyo al muchacho—. Supongo que en otros lugares, otros Dioses no se enfrentan a este problema —susurro el Dios intentando buscar consuelo...

—No se preocupen, yo me haré cargo de eso. Ahora pasemos al siguiente punto a tratar —dice el muchacho.

—Está bien, prosigue —habla, le da el permiso Darell.

—La batalla será en el plano terrenal, ahora mismo el campo de batalla ya debe de estar en sus preparativos finales. El echo de que ahora soporte nuestro enorme poder y el de todos, eso ya lo hace un campo de batalla apropiado. Los terrenos como la tierra serán más resistentes, el núcleo terrestre podrá soportar las oleadas de energías que nuestro cuerpo desprenderá en ese entonces...

—Tienes razón, los humanos está bien están en serios problemas. Si no fuera por ti, las cosas estarían peor...

Kalaro por su bondad, le preocupaban un poco los seres humanos, ese es un detalle que caracteriza sin duda a ese Dios.

—Sobre eso también quería hablar. Cómo saben, solo los tres Dioses más fuertes pueden elegir a dos campeones. Yo ya elegí a los míos y actualmente se encuentran entrenando para que su nivel de pelea aumenten hasta el punto de poder hacerle frente a demonios de nivel 4. Valdivia, Darell, por favor, les pido que elijan a cuatro humanos para que ayuden en esta tarea —Angelo se inclinó un poco para que, Valdivia y Darell aceptasen su petición.

—Angelo, eso ya lo hemos hecho —le responde Valdivia con una sonrisa—. Cuando estábamos preparándonos, Darell y yo acordamos en elegir a dos campeones ya que tú lo hiciste. Eso definitivamente será de mucha ayuda para los humanos. Además, también le dimos unos pergaminos que traían técnicas de cultivo y de pelea, también de mandamos un arcángel para que los entrenará y protegieran.

Angelo no evitó sonreír, le alegraba saber que también habían pensado en los humanos. En estos momentos, los demonios son más propensos en salir lo cual les daría muchos problemas a los humanos. Con seis campeones protegiéndolos, Angelo podía estar tranquilo por los momentos, también está Damián, quien sin duda protegerá a su familia. Después de discutir un poco más sobre el tema, Angelo procedió a discutir los siguientes planes.

Los 12 elegidos: La última guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora